sábado, 28 de diciembre de 2024

Palacio Episcopal de Logroño

 La plaza del Mercado es para todos, un lugar espacioso, ubicado en el centro de la ciudad, pero no siempre fue así. En este popular solar se ubicaron el Palacio del Obispo, una fuente y varias viviendas.

Los orígenes de la actual plaza, se remontan al día 22 de diciembre de 1573, cuando el Ayuntamiento cree necesario crear aquí una nueva plaza. Por aquel entonces, las casas que había eran propiedad de la Iglesia. La más señera fue el Palacio del Obispo, del que conocemos las primeras noticias en el año 1224. Desconocemos la historia en los primeros años y su composición original. Por su cronología, podemos pensar en él como un edificio románico, realizado con piedra de sillería, como se describe en la documentación, con un fin residencial junto a la Iglesia de Santa María de La Redonda, por entonces, con una composición muy distinta a la actual. En 1510, el Obispo recibe unos terrenos por parte del Consistorio para ampliar el edificio. En el siglo XVI, las fuentes informan de que el edificio contaba con un jardín y con un balón voladizo en su fachada sur, denominado corredor del Sol, que queda documentado el día 21 de enero de 1572. Igualmente, el edificio contaba con agua corriente y otros beneficios. Para volver a conocer noticias de este palacio tendremos que avanzar hasta el siglo XIX. El 16 de mayo de 1818, el edificio está muy dañado por el paso de las tropas francesas, por lo que el Ayuntamiento se decide a derribarlo. Las quejas del Obispo y sus privilegios, generan roces con el Ayuntamiento, que, tras problemas por su propiedad, anula su propuesta inicial, dejando en pie el edificio. Desde 1808, inicio de la Guerra de la Independencia, el Obispo ya no vivía en el edificio pues había sido reconvertido en cuartel general del Ejército Francés. En 1833, en el contexto de la I Guerra Carlista, los restos del Palacio son usados de nuevo como cuartel, sirviendo la parte inferior como caballeriza. Tras el final del conflicto, el edificio quedó aún más ruinoso, siendo ya un peligro para los ciudadanos. La Ley de Desamortización del año 1842 afectó al edificio, que fue subastado. El Ayuntamiento en ese momento empieza a reclamar los terrenos cedidos. Las ruinas de edificio fueron reusadas como mercado, creando en él la Plaza de La Verdura.

En 1850, se pensó haber colocado en esta plaza el Consistorio de la ciudad, reconstruyendo el palacio obispal, proyecto que nunca se hará. El 17 de febrero de 1855, los restos del edificio son derribados, mientras se planta la construcción de una plaza, dedicada a San Bernabé. La nueva plaza se realiza en un periodo muy corto de tiempo, 35 días, colocando jardines y arbolado. En 1845, se empezaron a construir los portales del muro norte de la plaza.

La plaza acompañó a la historia del Palacio del Obispo, siendo un lugar dónde se realizaban intercambios comerciales francos, es decir sin impuestos. En 1521, se construye en este lugar una fuente, que tomaba el agua de los jardines del palacio. Un siglo después, conocemos que las filtraciones han afectado al edificio, por lo que se coloca la fuente en el centro de la plaza, donde permanecerá hasta el año 1845, cuando se rehace, colocando en ella una decoración triangular, con un jarrón. Posteriormente fue cambiado por un farol, que permaneció en este lugar hasta la desaparición de la fuente en el año 1889. En el lugar dejado por la fuente, se colocó un gran estanque, con un gran chorro de agua. El estanque permaneció en esta ubicación hasta 1933, cuando se sustituyó por una fuente. En 1980, la plaza es de nuevo reformada. Se reinauguró el 11 de septiembre de 1986 en un ambiente festivo. Se mantuvo el arbolado, los bancos y las farolas. De nuevo, a finales del siglo XX, la plaza fue reurbanizada, suprimiendo los jardines, fuentes y arbolado, del que únicamente pervive un árbol centenario en el centro de la plaza. Desde hace unos años, la plaza del Mercado acoge todos los domingos un mercado de coleccionismo en el que se venden e intercambian multitud de objetos. 

Grabado de la Calle Portales, a la izquierda, las torres de La Redonda y el Palacio del Obispo.           Las calles de Logroño y su historia, Jerónimo Jiménez




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