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martes, 29 de julio de 2025

El Castillo de Aguas Mansas, Agoncillo


El Castillo de Agoncillo en la Actualidad. BCE

Este castillo, datado posiblemente de época romana fue una de las construcciones defensivas que conformaban la defensa del río Ebro, Ibero para los Romanos. Sus orígenes hay que buscarlos en la Torre del Homenaje, la construcción más antigua del conjunto. La base de la torre presenta algunos indicios de la tipología propia del periodo romano, como sillares cuadrangulares, además de una planta también cuadrangular. Su ubicación, cercana al paso de la Calzada Romana Iter I, que unía Hispania con Roma, unido al hallazgo de una estela funeraria de tipología claramente romana, refuerza la teoría de su construcción durante los siglos de domino de Roma. Desconocemos noticias escritas de los primeros siglos de existencia de la fortaleza, por lo que únicamente hemos de basarnos en las fuentes arqueológicas. Desconocemos el papel que este punto defensivo jugó durante las oleadas de los pueblos bárbaros, que arrasaron esta zona entre los siglos III al V. Sin embargo, conocemos datos de población en esta área a lo largo de todo el tiempo. Agoncillo aparece mencionado por primera vez en el testamento de la Reina Estefanía en el 1066. En 1169 se documenta como tenente de la fortaleza de Agoncillo a García Bermúdez y en 1191 el Castillo pertenece al Reino de Castilla. Sin embargo, la primera mención escrita a la fortaleza se registrará en 1211, cuando esta es propiedad de la familia Medrano, que dejará su impronta en la entrada de la fortaleza con su escudo heráldico. Hemos de suponer pues, que, en ese momento, la fortaleza es algo más que la torre del Homenaje. En 1334 se ejecutó en el Castillo de Agoncillo a Juan Alfonso de Haro III, acusado de alta traición al rey. Esta ejecución supuso que el Señorío de Cameros cambiase de familia titular, ostentando ahora este cargo los Ramírez de Arellano. Se ha pensado que en 1340 el Capitán Medrano, señor del Castillo, realizó mejoras en la fortaleza. En 1388 Juan Rodríguez de Agoncillo, propietario del lugar dejaba en herencia el castillo a su hijo Rodrigo Alonso. En 1392, Diego López de Medrano cambiará a Rodrigo Alonso una torre en Islallana y varias casas por el Castillo de Agoncillo.

 Castillo de Agoncillo a cominzos de siglo XX. 

Ya en el siglo XIV, tras la muerte de la madre de Rodrigo Alonso, este en 1402 venderá el Señorío de Agoncillo a Diego López de Medrano, quien una vez reunidas las posesiones, en 1407 formó un mayorazgo a favor de su hijo, el cual murió sin descendencia. Ante este hecho el castillo pasó a manos de su hermana Aldonza, casada con Lope García de Porras. Será el hijo de ambos, Pedro López de Medrano quién mantenga el mayorazgo y la posesión. Es en estos años, cuando el castillo adquirió su forma y aspecto actual.

 Plaza de Agoncillo con el Castillo a la izquierda. Ayto Agoncillo.

En 1477 murió Pedro López de Medrano pasando la propiedad a su hijo Lope de Porras, aunque el traspaso de poder no fue pacífico. Durante los años en los que esta familia poseyó el castillo hizo considerables reformas en su interior y exterior, dándole el aspecto de palacio fortificado. Entre las mejoras efectuadas se encuentran los cubos y el foso que planteaban ya defensas contra nuevas formas de artillería y cuyas obras dirigidas por Juan Guitierres comenzaron en 1482, prolongándose hasta principios del siglo, cuando a la muerte del promotor el proyecto quedó inconcluso. En el siglo XVI, También en este periodo hay noticias de reformas en el castillo, reduciendo el tamaño del patio interior. A finales de siglo XVI, el Señorío de Agoncillo vuelve a cambiar de familia al morir Lope de Porras hijo de Pedro de Porras. En ese momento el mayorazgo de Agoncillo recayó en su hija Ana María de Porras, que estaba casada con el Conde de Siruela, Cristóbal de Velasco y que será propietaria del título durante gran parte del siglo XVII. Entre los años 1620 y 1622 el Señorío de Agoncillo era propiedad de Beatriz de Zúñiga, mientras que, en 1628, la propietaria será la Marquesa de Caprio, delegada por la Condesa de Siruela, que está desempeñando el cargo de Camarera Mayor de la Corte de Hungría. Los Condes de Siruela mantendrán entre 1689 y 1695 un pleito sobre la posesión del Señorío de Agoncillo, pues la última hija de estos señores procesaba como monja en un convento y falleció el mismo año en el que se emitió la sentencia entregando el Señorío a la Familia Frías Salazar. Será el primer propietario de esta saga, Lope Frías Salazar quién realice algunas obras en la fortaleza, en ocasiones muy desafortunadas. Una de ellas fue rellenar los fosos y torres, además de modificar la estructura del castillo.

 Escudo a la entrada del Castillo. BCE

Ya en 1836, el Castillo de Agoncillo es usado como torre del telégrafo, dentro de una red de comunicación trazada por los carlistas para poder comunicarse entre ellos, contando con quince estaciones y dos líneas. Agoncillo se encuentra en la primera que une Logroño, Agoncillo, Alcanadre, Lerín, Larraga, Puente La Reina y Pamplona. Este sistema telegráfico, basado en posiciones, en algunos momentos no resultó demasiado eficaz, al no poder ser usado ni de noche ni con niebla. Este telégrafo es mencionado por Pío Baroja en su libro Memorias de un hombre de acción. Años más tarde, en 1846, el Señor de Agoncillo sigue residiendo en el Castillo. En 1875, el Señor de Agoncillo se convirtió en Marqués de Agoncillo, conservando en propiedad algunos lugares, entre ellos el Castillo. También esta posesión será conservada por el Marqués en 1881. Tras la muerte del Marqués, sus propiedades son subastadas, la primera de ellas fue el Castillo con todo su mobiliario, sin embargo, nadie lo adquirió y volvió a salir a la venta un año después. Finalmente, el 16 de noviembre de 1891 el castillo fue adquirido por Manuel Reboiro y Eusebio Faces Pascual, que tomaron posesión de él el 16 de noviembre de 1892. Después de esta venta y con el paso de los años, el Castillo se convirtió en viviendas, quedando en 1967 como propietarios Carmelo Faces Ruiz y Felisa Faces Ruiz, primos carnales entre ellos, como propietarios del castillo.

 El Castillo antes de la Restauración. Ayto Agoncillo

La familia de Carmelo Faces Ruiz fueron propietarios de la parte derecha del edificio, donde sus descendientes establecieron su vivienda. Precisamente su nieta mayor nacerá entre los muros de este castillo.

miércoles, 2 de abril de 2025

Puente Romano de Varea

 En la actualidad, no queda nada de él, sucumbió víctima del paso del tiempo, tras haber servido durante siglos. Hablamos del puente romano, edificado entre los actuales barrios de Varea y Los Lirios. Los datos que disponemos de este puente sobre el río Iregua son muy escasos, sin embargo, en su tiempo fue uno de los puentes más importantes de Logroño.

Sabemos que los primeros habitantes de este lugar fueron los Berones, procedentes del poblado, supuestamente homónimo, de La Custodia, Viana. Fue, durante los tiempos prerromanos, un punto sin mayor relevancia, dado que las primeras fuentes históricas apenas se hacen eco de su existencia.

Fue construido para servir de unión a la calzada romana que unía Caesaraugusta (Zaragoza) y Virovesca (Briviesca), cruzando sobre el río Iregua, continuar por el margen del Ebro, llegando hasta el Puente Mantible. Por él también pasaba la calzada que unía Vareia con Numancia, atravesando la sierra riojana para adentrarse en la meseta. Se ha pensado que sobre los arcos de este puente pasó Escipión y sus tropas, dispuestas a conquistar Numancia en el año 134 a.C. También parece que estuvo en la ruta de Sertorio, disidente romano en el año 77. Con la llegada de Augusto, la calzada se pavimentó y mejoró. Este puente fue la primera construcción romana sobre el río Iregua. El puente se mantuvo en uso durante muchos siglos. Se conocen noticias en el siglo III, V y X de nuestra era. Desconocemos que avatares históricos sufrió este histórico puente. En el año 1590, ya no está en uso, pues en ese año se autoriza la construcción de Puente Madre, para dar paso al Camino Real. En el siglo XVIII, el Puente es reconstruido. Sin embargo, otros documentos, parecen hacer referencia a un paso de madera sobre las ruinas del histórico puente, siguiendo el camino de Madre de Dios. En 1840, se pensó usar las bases de piedra existentes para construir el puente de la carretera. El proyecto no se realizó y las pilas de piedra, continuaron su proceso de degradación. En 1976, las bases son redescubiertas, siendo estudiadas, para después ser arrastradas por las aguas del Iregua.

Arquitectónicamente conocemos únicamente dos pilas datadas del siglo XVIII y un fragmento de cemento romano. Por los documentos históricos, sabemos que se trataba de un puente de piedra de sillería, con una serie de arcos de medio punto, que arrancaban en la margen derecha del río, donde han quedado unos restos, muy destruidos de este puente. Los arcos tendrían una altura no superior al puente de la carretera actual y se prolongarían hasta el inicio del barrio de los Lirios, sobre la finca de la Fombera. En el río quedaban hasta hace no mucho los restos de dos bases, con unos tajamares triangulares perfectamente reconocibles, en la actualidad, destruidos por una riada del Iregua.

El Puente actual a principios de siglo (Mi Logroño de Cristal)
 
Restos del Puente antiguo. Jesús María Pascual