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jueves, 7 de agosto de 2025

Chalet Calle Santa Isabel

Calle Santa Isabel,al fondo el Chalet. Fuente: Mi Logroño de Cristal

Vista del Chalet. Colección Bruno Calleja Escalona



 

Logroño no pudo construir fuera de sus murallas hasta que, en 1861, no se autorizó su derribo. Tras este, la ciudad de Logroño empezó a crecer hacia el sur, junto a la Carretera de Soria. La llegada del Ferrocarril a la actual calle Gran Vía supuso otra barrera para su expansión que tuvo que esperar a 1958 para poder saltar definitivamente.

Al sur de las vías, se construyeron fincas con chalets de estilo decimonónico. Los más conocidos son el que se ubicaba en el actual Parque Gallarza, el perteneciente a los propietarios de Zapatillas Fernández, en el Parque del Carmen o el que se ubicaba en la Finca de Santa Isabel. Esta finca era una de las más grandes de la zona. El Chalet de Santa Isabel se encontraba rodeado de grandes jardines. La importancia este chalet, entre otras cosas, viene dada porque entre sus muros se ubicó un colegio.

El Chalet tenía tres pisos de altura, colocándose en el segundo nivel un balcón. El tercer piso se realizaba a dos aguas, que sustentaban el tejado.

En 1948, el camino que da acceso al Chalet de Santa Isabel se convierte en la Calle Santa Isabel, mientras se buscaban algunos usos para el chalet y la finca.

El 13 de julio de 1956, se adquirió el edificio con todos los terrenos por los Padres Escolapios. El 2 de octubre de 1962, se inaugura el colegio que poco a poco va ampliando los espacios para crear clases que acogiesen a los alumnos de primera enseñanza (4 a 8 años). La popularidad del Colegio de Santa Isabel llegó a plantear que se convirtiese en una sucursal del Principal, aunque no se consiguió, y poco a poco el colegio fue decayendo, hasta cerrar sus puertas en 1973, tras haber contado con más de 400 alumnos.

Tras el cierre del Colegio, el Chalet es derribado para dar paso a la actual Calle Menéndez Pelayo y a las nuevas edificaciones residenciales que se construyeron en el solar del Chalet y los jardines.

Durante la estancia del Colegio en la finca, el antiguo camino de acceso se convirtió en una calle con edificios y perdió la forma de camino particular. La Calle Santa Isabel tenía como cierre el chalet, que contrastaba con los bloques de viviendas, más altos y uniformes entre sí.

En la actualidad, únicamente el nombre de la calle y su trazado nos recuerdan a lo que antaño estuvo construido.

 

martes, 29 de julio de 2025

El Castillo de Aguas Mansas, Agoncillo


El Castillo de Agoncillo en la Actualidad. BCE

Este castillo, datado posiblemente de época romana fue una de las construcciones defensivas que conformaban la defensa del río Ebro, Ibero para los Romanos. Sus orígenes hay que buscarlos en la Torre del Homenaje, la construcción más antigua del conjunto. La base de la torre presenta algunos indicios de la tipología propia del periodo romano, como sillares cuadrangulares, además de una planta también cuadrangular. Su ubicación, cercana al paso de la Calzada Romana Iter I, que unía Hispania con Roma, unido al hallazgo de una estela funeraria de tipología claramente romana, refuerza la teoría de su construcción durante los siglos de domino de Roma. Desconocemos noticias escritas de los primeros siglos de existencia de la fortaleza, por lo que únicamente hemos de basarnos en las fuentes arqueológicas. Desconocemos el papel que este punto defensivo jugó durante las oleadas de los pueblos bárbaros, que arrasaron esta zona entre los siglos III al V. Sin embargo, conocemos datos de población en esta área a lo largo de todo el tiempo. Agoncillo aparece mencionado por primera vez en el testamento de la Reina Estefanía en el 1066. En 1169 se documenta como tenente de la fortaleza de Agoncillo a García Bermúdez y en 1191 el Castillo pertenece al Reino de Castilla. Sin embargo, la primera mención escrita a la fortaleza se registrará en 1211, cuando esta es propiedad de la familia Medrano, que dejará su impronta en la entrada de la fortaleza con su escudo heráldico. Hemos de suponer pues, que, en ese momento, la fortaleza es algo más que la torre del Homenaje. En 1334 se ejecutó en el Castillo de Agoncillo a Juan Alfonso de Haro III, acusado de alta traición al rey. Esta ejecución supuso que el Señorío de Cameros cambiase de familia titular, ostentando ahora este cargo los Ramírez de Arellano. Se ha pensado que en 1340 el Capitán Medrano, señor del Castillo, realizó mejoras en la fortaleza. En 1388 Juan Rodríguez de Agoncillo, propietario del lugar dejaba en herencia el castillo a su hijo Rodrigo Alonso. En 1392, Diego López de Medrano cambiará a Rodrigo Alonso una torre en Islallana y varias casas por el Castillo de Agoncillo.

 Castillo de Agoncillo a cominzos de siglo XX. 

Ya en el siglo XIV, tras la muerte de la madre de Rodrigo Alonso, este en 1402 venderá el Señorío de Agoncillo a Diego López de Medrano, quien una vez reunidas las posesiones, en 1407 formó un mayorazgo a favor de su hijo, el cual murió sin descendencia. Ante este hecho el castillo pasó a manos de su hermana Aldonza, casada con Lope García de Porras. Será el hijo de ambos, Pedro López de Medrano quién mantenga el mayorazgo y la posesión. Es en estos años, cuando el castillo adquirió su forma y aspecto actual.

 Plaza de Agoncillo con el Castillo a la izquierda. Ayto Agoncillo.

En 1477 murió Pedro López de Medrano pasando la propiedad a su hijo Lope de Porras, aunque el traspaso de poder no fue pacífico. Durante los años en los que esta familia poseyó el castillo hizo considerables reformas en su interior y exterior, dándole el aspecto de palacio fortificado. Entre las mejoras efectuadas se encuentran los cubos y el foso que planteaban ya defensas contra nuevas formas de artillería y cuyas obras dirigidas por Juan Guitierres comenzaron en 1482, prolongándose hasta principios del siglo, cuando a la muerte del promotor el proyecto quedó inconcluso. En el siglo XVI, También en este periodo hay noticias de reformas en el castillo, reduciendo el tamaño del patio interior. A finales de siglo XVI, el Señorío de Agoncillo vuelve a cambiar de familia al morir Lope de Porras hijo de Pedro de Porras. En ese momento el mayorazgo de Agoncillo recayó en su hija Ana María de Porras, que estaba casada con el Conde de Siruela, Cristóbal de Velasco y que será propietaria del título durante gran parte del siglo XVII. Entre los años 1620 y 1622 el Señorío de Agoncillo era propiedad de Beatriz de Zúñiga, mientras que, en 1628, la propietaria será la Marquesa de Caprio, delegada por la Condesa de Siruela, que está desempeñando el cargo de Camarera Mayor de la Corte de Hungría. Los Condes de Siruela mantendrán entre 1689 y 1695 un pleito sobre la posesión del Señorío de Agoncillo, pues la última hija de estos señores procesaba como monja en un convento y falleció el mismo año en el que se emitió la sentencia entregando el Señorío a la Familia Frías Salazar. Será el primer propietario de esta saga, Lope Frías Salazar quién realice algunas obras en la fortaleza, en ocasiones muy desafortunadas. Una de ellas fue rellenar los fosos y torres, además de modificar la estructura del castillo.

 Escudo a la entrada del Castillo. BCE

Ya en 1836, el Castillo de Agoncillo es usado como torre del telégrafo, dentro de una red de comunicación trazada por los carlistas para poder comunicarse entre ellos, contando con quince estaciones y dos líneas. Agoncillo se encuentra en la primera que une Logroño, Agoncillo, Alcanadre, Lerín, Larraga, Puente La Reina y Pamplona. Este sistema telegráfico, basado en posiciones, en algunos momentos no resultó demasiado eficaz, al no poder ser usado ni de noche ni con niebla. Este telégrafo es mencionado por Pío Baroja en su libro Memorias de un hombre de acción. Años más tarde, en 1846, el Señor de Agoncillo sigue residiendo en el Castillo. En 1875, el Señor de Agoncillo se convirtió en Marqués de Agoncillo, conservando en propiedad algunos lugares, entre ellos el Castillo. También esta posesión será conservada por el Marqués en 1881. Tras la muerte del Marqués, sus propiedades son subastadas, la primera de ellas fue el Castillo con todo su mobiliario, sin embargo, nadie lo adquirió y volvió a salir a la venta un año después. Finalmente, el 16 de noviembre de 1891 el castillo fue adquirido por Manuel Reboiro y Eusebio Faces Pascual, que tomaron posesión de él el 16 de noviembre de 1892. Después de esta venta y con el paso de los años, el Castillo se convirtió en viviendas, quedando en 1967 como propietarios Carmelo Faces Ruiz y Felisa Faces Ruiz, primos carnales entre ellos, como propietarios del castillo.

 El Castillo antes de la Restauración. Ayto Agoncillo

La familia de Carmelo Faces Ruiz fueron propietarios de la parte derecha del edificio, donde sus descendientes establecieron su vivienda. Precisamente su nieta mayor nacerá entre los muros de este castillo.

sábado, 7 de junio de 2025

Edificio de Correos de Logroño

 Logroño ha quedado ligado a las innovaciones postales, pues Cosme García, un logroñés fue quien inventó el primer matasellos de la historia. Pese a este importante avance, Logroño tendrá que esperar hasta 1919 para tener un proyecto para la construcción de uno de los nuevos edificios postales que ya se estaban construyendo en toda España. El lugar elegido fue el solar que había dejado el Convento de las madres Agustinas Ermitañas, en el Callejón de San Agustín y junto al Palacio del General Espartero y la Fábrica de Tabacos. Por ello, el edificio a construir debía ser un edificio acorde a sus vecinos. El Proyecto elegido fue el que los arquitectos Cayo Redón y Rafael Valdés plantearon. Su proyecto era un edificio neobarroco, con dos torreones y diferentes ornamentos. Dicho proyecto se empezó a construir el día 17 de mayo de 1927. La obra se prolongó hasta la IIª República, bajo la dirección de Agapito del Valle y construido por Víctor Etayo. El edificio se inauguró el día 23 de mayo de 1932. El acto fue solemne, con las autoridades locales y estatales, que realizaron una visita al nuevo edificio y una comida después.

Dibujo de la antigua Oficina de Correos de Logroño, ubicada en el actual número 1 del Muro de Cervantes.
Edificio de Correos de Logroño en los año 1940. Postal

Una de las primeras marcas que se conocen ya en este edificio es el rodillo que promociona los productos riojanos con un llamativo texto: “¿No probó los productos riojanos,? ¡¡¡Lástima!!!”. Además de este rodillo, se siguieron usando los matasellos fechadores con forma circular, en los que en la parte superior se lee “Logroño” y abajo, el código postal, entonces, el 28.

Además, el edificio contó en estos años con un matasellos fechador de certificados en el que podemos leer la palabra “Certificado”, en la parte alta, la fecha en medio y abajo la palabra “Logroño”. Al igual que otras comunidades, Logroño debió de contar con un matasellos de  Valores Declarados, aunque no se conserva ninguna carta con dicha estampación. Durante la Guerra Civil, en el Edificio Postal hubo matasellos con marcas de censura militar del gobierno sublevado. Estas marcas eran alargadas, conteniendo en su interior las palabras “Censura Militar” y “Logroño” y algún lema en referencia al bando nacional. Al finalizar la guerra, algunos matasellos siguieron siendo usados y poco a poco, con el uso se fueron deteriorando. Los cambios fueron mínimos y muy concretos en algunas marcas.

 El edificio en los año 30. Postal

Con la llegada de la Democracia, el edificio de Correos cambió las marcas. La aparición de una nueva sucursal en el Pabellón Postal de la estación de tren, hizo de la oficina de San Agustín la Oficina Principal y esto se plasmó en los matasellos. El sello de fechas lo reflejó, con esta denominación en la parte alta. Otro importante cambio fue el código postal, que pasó del 28 al 26. El Certificado también añadió la denominación de “Oficina Principal”. Pero el Edificio Postal también amplió su actividad y llegó a contar con “Servicio Filatélico”, que tuvo un matasellos propio. Este nuevo matasellos tenía forma circular, con el anagrama de Correos en el centro y una fecha, rodeado de las palabras “Servicio Filatélico Logroño” En los últimos años, Correos cambió los matasellos con la denominación “Correos y Telégrafos”, con el nombre de Logroño y el código 26, siendo este usado hasta la actualidad.

Correos, en el año 2002, emitió una ATM con la imagen exterior de este edificio. Tuvo una larga tirada y se mantuvieron en circulación durante muchos años.

En el exterior, la Casa de Correos no tuvo grandes cambios durante todos los años que acogió el servicio postal. Su interior si sufrió algún cambió más, aunque algunos de los elementos más significativos se mantuvieron. Un ejemplo de ello son los azulejos de la escalera, obra de Cerámicas Riojanas, que representaban un castillo y un león sobre un fondo azul. Obra de esta misma empresa fue un azulejo de una Diligencia Postal, que estuvo colocado en la oficina postal y muy admirado en la época y del que no se conservan más datos.

 Interior del edificio de Correos. Años 1930. Museo Postal y telegráfico de Correos


Como lugares y elementos de este edificio, destaca: La oficina, el lugar más frecuentado por los ciudadanos, era el lugar donde se enviaban y recibían los Correos y Telégrafos que daban nombre a la compañía. Con el paso del tiempo, solo se realizaban Correos y los telégrafos se gestionaban desde el primer piso. Este edificio se convirtió en la oficina de Correos más céntrica de la ciudad y a donde acudían la mayoría de los ciudadanos a realizar sus gestiones postales. En la fachada de la Calle Portales, antaño (General Mola, Calle de la República y Calle del Mercado), se situaba una de las figuras más emblemáticas de la Ciudad, el león-buzón Rodolfo, un rostro de un león con gesto simpático y con la boca abierta, dispuesto a “comerse”, todas las cartas que los usuarios depositaban en él. Su nombre le fue dado por los niños en relación a la artista de televisión Maricarmen y sus muñecos y su mascota, Rodolfo. El edificio postal continúo cumpliendo su función hasta principios del siglo XXI con algunas reformas.

  Varias personas posan en el patio de operaciones del edificio. Museo Postal y telegráfico de Correos

Fue en el año 2003 cuando unas catas de cimentación, advirtieron que el edificio se encontraba en un grave riesgo y se procedió a restaurarlo. Dicha remodelación dio al traste con los azulejos de la escalera, que fueron arrancados y destruidos. Unos pocos fueron entregados al Museo de La Rioja, que los guarda en sus archivos.

La oficina postal se trasladó temporalmente al número 40 de la Calle Pérez Galdós. Dicho traslado se estimó que duraría un año, aunque con el tiempo fue definitiva. En la actualidad, esta oficina se ha vuelto a trasladar a la calle 11 de junio. Mientras tanto, el antiguo edificio postal de la Plaza de San Agustín, tras muchos trámites y adversidades, fue vendido para que se transformase en un hotel de lujo, que se ha empezado a construir en el año 2019. La reforma ha acabado aún más con el edificio. Las torres han sido derribadas sin contemplaciones, junto con sus ornamentos y adornos. La terraza y la buhardilla han corrido el mismo destino, al igual que todos los espacios interiores se han perdido víctimas del “progreso”. El proyecto del Hotel apenas conserva elementos históricos aparte del león Rodolfo. Los azulejos, la escalinata, los muebles, las mesas, el reloj... han sido borrados físicamente, pero no sentimentalmente, pues muchas personas siguen manteniendo en su memoria los elementos que hacían de aquella oficina algo único. El edificio de Correos. Biblioteca de La Rioja

Las únicas fotografías conocidas de este edificio, conservadas en el Mueso Postal y Telegráfico de Correos fueron publicadas por primera vez en el número 4 de la Revista Humanístico-Literaria Lararium.

En la actualidad, el edificio se ha reconvertido en un hotel.

(Texto de este autor publicado en 2019 en la revista Sellos y Más)

viernes, 18 de abril de 2025

Guardián del Seminario

 

La Casa del Guarda hace algunos años. BCE

La conocida como Casa del Guarda, ubicada en la actual avenida de la paz y derribada en el año 2009, la Casa del Guarda era una de las construcciones más antiguas del recinto del Seminario Conciliar.

El proyecto de traslado del Seminario Conciliar de Logroño del Espolón a las fincas de Lobete y Valderna dio como resultado una de las mejores muestras de arquitectura del siglo XX Logroñés. Dentro de este proyecto, nos encontramos con la reforma de la Casa del Guarda, una edificación de planta cuadrangular, ubicada en el muro norte de la tapia de Seminario, que ya existía anteriormente. Según Felipe Abad León, esta construcción, realizada en adobe y revestida posteriormente, adaptándose al estilo constructivo de los nuevos edificios.

Se trataba de una construcción sencilla, de planta cuadrangular, con tres pisos de altura, que, en un estilo ecléctico, combinaba ladrillo, piedra y otros materiales. Su decoración más señalable eran los cuatro pináculos, que remataban sus esquinas. El contratista encargado de la renovación de su imagen fue Ángel Macazaga, el mismo que realizó la obra del Seminario. En 1930, llega el primer guarda, Juan Azcona y otros empleados eclesiásticos.

Esta casa, se encontraba rodeada por los jardines del Seminario, creando un bonito paisaje de acceso al recinto.

La construcción cumplió con su misión durante muchas décadas, hasta que, la ciudad en expansión, llegó al entorno del Seminario. La construcción de Avenida de la paz, hizo que la Casa del Guarda se convirtiese en un obstáculo para la nueva avenida, por lo que, en el año 2003, se decide derribarla para ampliar la acera. Sin embargo, el proyecto se rehace, planteando diferentes alternativas para salvarla, sin embargo, finalmente, el 6 de agosto de 2009, la Casa del Guarda es derribada, retranqueando la tapia del Seminario y ensanchando la acera.

jueves, 17 de abril de 2025

La Iglesia de San José, Logroño

 Ubicada en el corazón del Barrio de Ballesteros, en concreto en su plaza homónima, encontramos la Iglesia de San José Obrero, que en este 2022 cumple 60 años como parroquia, pero su historia comenzó unos años antes, dentro del Plan Ballesteros y su proyecto de Viviendas Ultraeconómicas.

Tanto las barriadas de edificios como la iglesia, fueron diseñadas por el arquitecto José María Carreras, dando forma a uno de los barrios sociales más importantes de la ciudad. Sin embargo, la iglesia no fue concebida como parroquia, sino como capilla de una escuela, situada en los dos edificios anexos, dependiente del Vivero Central.

El plan Ballesteros concluyó con la entrega de llaves a los nuevos propietarios el 25 de diciembre de 1945. De estos primeros años la documentación sobre la iglesia es escasa. En 1951, dependía de la parroquia del Corazón de María.

La oficialización de la Parroquia llegará en 1962, cuando se empiecen a redactar los libros. Sin embargo, este proyecto había comenzado un año antes, con la llegada de dos importantes figuras históricas para la parroquia, los sacerdotes Longinos y Modesto Solana. Cunado ellos llegan, el edifico se encuentra en malas condiciones y deciden renovarlo, adaptándolo al nuevo uso de parroquia. El edifico contará ahora con un nuevo pórtico y perderá las ventanas laterales, pertenecientes a las aulas de la escuela. En 1963, con el barrio en pleno proceso de urbanización, se inaugurará la nueva parroquia, en un ambiente festivo. Pronto empezará a funcionar, imprimiendo en 1964 la primera hoja parroquial y creando una peña de música infantil. El 1 de mayo de 1967, se celebrará en esta iglesia las primeras fiestas del barrio, dedicados a San José Obrero. En 1971, con la parroquia y el barrio en su apogeo, llegará el tercero de los hermanos Solana, Félix. En esta década surge también la Asociación de Familias, que empieza reuniéndose en la parroquia. En 1980 se celebrará la primera acampada en Anguiano. Esta será la primera de muchas que lleguen a realizarse tanto en La Rioja como en otras comunidades. En 1979, justo un año antes se había realizado la primera excursión a Valvanera. Pero esta década tan prolífica marcará el final del antiguo templo parroquial, que había sido remodelado en tres ocasiones, empieza a quedarse pequeño. Ante esto, se empieza a estudiar la construcción de uno nuevo. Con el paso de los años, el edifico nuevo va poco a poco, caminado hacia su realización. Sus arquitectos serán Julio Sabrás. El diseño era un edificio de planta cuadrangular, con un semisótano, que alberga un salón de actos y varias aulas. Encima se sitúa la iglesia, con planta octogonal. Finalmente, en mayo de 1991, se empezará a derribar la antigua iglesia, para dar paso al actual templo parroquial. Las obras durarán dos años, inaugurándose la nueva parroquia en febrero de 1993. En 1998 llegó una de las piezas más importantes de la nueva iglesia, el retablo, datado de 1510, procedente de la iglesia de Zenzano y quizás previamente de la de Villanueva de San Prudencio. De él, solo se pudieron salvar las tablas, que en la actualidad lucen en la parroquia, junto a obras de importantes artistas como Miguel Ángel Sainz. El 23 de julio de 2002, Longinos Solana cumplió las denominadas Bodas de Oro, al frente de la Parroquia de San José. Esta efeméride fue motivo de una gran celebración, llenando el nuevo edifico. El último gran acto de los hermanos Solana fue su despedida el 27 de noviembre de 2005. En su última misa les acompañaron muchas de las personas que habían ayudado a la consolidación de la iglesia durante sus 44 años de servicio. Les sucedió Guzman Navaridas, que mantuvo la parroquia hasta su fallecimiento. Durante sus 60 aniversario, el párroco actual José Miguel Gil, planteará una exposición que recorra los 60 años de parroquia en planos, imágenes y testimonios de un lugar con mucha importancia para la ciudad.



Varias vistas de la Iglesia vieja de San José Obrero. Archivo Parroquial




Obras de construcción de la Iglesia nueva. Archivo Parroquial


Inauguración de la iglesia nueva. Archivo Parroquial








sábado, 28 de diciembre de 2024

Palacio Episcopal de Logroño

 La plaza del Mercado es para todos, un lugar espacioso, ubicado en el centro de la ciudad, pero no siempre fue así. En este popular solar se ubicaron el Palacio del Obispo, una fuente y varias viviendas.

Los orígenes de la actual plaza, se remontan al día 22 de diciembre de 1573, cuando el Ayuntamiento cree necesario crear aquí una nueva plaza. Por aquel entonces, las casas que había eran propiedad de la Iglesia. La más señera fue el Palacio del Obispo, del que conocemos las primeras noticias en el año 1224. Desconocemos la historia en los primeros años y su composición original. Por su cronología, podemos pensar en él como un edificio románico, realizado con piedra de sillería, como se describe en la documentación, con un fin residencial junto a la Iglesia de Santa María de La Redonda, por entonces, con una composición muy distinta a la actual. En 1510, el Obispo recibe unos terrenos por parte del Consistorio para ampliar el edificio. En el siglo XVI, las fuentes informan de que el edificio contaba con un jardín y con un balón voladizo en su fachada sur, denominado corredor del Sol, que queda documentado el día 21 de enero de 1572. Igualmente, el edificio contaba con agua corriente y otros beneficios. Para volver a conocer noticias de este palacio tendremos que avanzar hasta el siglo XIX. El 16 de mayo de 1818, el edificio está muy dañado por el paso de las tropas francesas, por lo que el Ayuntamiento se decide a derribarlo. Las quejas del Obispo y sus privilegios, generan roces con el Ayuntamiento, que, tras problemas por su propiedad, anula su propuesta inicial, dejando en pie el edificio. Desde 1808, inicio de la Guerra de la Independencia, el Obispo ya no vivía en el edificio pues había sido reconvertido en cuartel general del Ejército Francés. En 1833, en el contexto de la I Guerra Carlista, los restos del Palacio son usados de nuevo como cuartel, sirviendo la parte inferior como caballeriza. Tras el final del conflicto, el edificio quedó aún más ruinoso, siendo ya un peligro para los ciudadanos. La Ley de Desamortización del año 1842 afectó al edificio, que fue subastado. El Ayuntamiento en ese momento empieza a reclamar los terrenos cedidos. Las ruinas de edificio fueron reusadas como mercado, creando en él la Plaza de La Verdura.

En 1850, se pensó haber colocado en esta plaza el Consistorio de la ciudad, reconstruyendo el palacio obispal, proyecto que nunca se hará. El 17 de febrero de 1855, los restos del edificio son derribados, mientras se planta la construcción de una plaza, dedicada a San Bernabé. La nueva plaza se realiza en un periodo muy corto de tiempo, 35 días, colocando jardines y arbolado. En 1845, se empezaron a construir los portales del muro norte de la plaza.

La plaza acompañó a la historia del Palacio del Obispo, siendo un lugar dónde se realizaban intercambios comerciales francos, es decir sin impuestos. En 1521, se construye en este lugar una fuente, que tomaba el agua de los jardines del palacio. Un siglo después, conocemos que las filtraciones han afectado al edificio, por lo que se coloca la fuente en el centro de la plaza, donde permanecerá hasta el año 1845, cuando se rehace, colocando en ella una decoración triangular, con un jarrón. Posteriormente fue cambiado por un farol, que permaneció en este lugar hasta la desaparición de la fuente en el año 1889. En el lugar dejado por la fuente, se colocó un gran estanque, con un gran chorro de agua. El estanque permaneció en esta ubicación hasta 1933, cuando se sustituyó por una fuente. En 1980, la plaza es de nuevo reformada. Se reinauguró el 11 de septiembre de 1986 en un ambiente festivo. Se mantuvo el arbolado, los bancos y las farolas. De nuevo, a finales del siglo XX, la plaza fue reurbanizada, suprimiendo los jardines, fuentes y arbolado, del que únicamente pervive un árbol centenario en el centro de la plaza. Desde hace unos años, la plaza del Mercado acoge todos los domingos un mercado de coleccionismo en el que se venden e intercambian multitud de objetos. 

Grabado de la Calle Portales, a la izquierda, las torres de La Redonda y el Palacio del Obispo.           Las calles de Logroño y su historia, Jerónimo Jiménez




miércoles, 18 de diciembre de 2024

¿Dónde está Bonifacio Montalbo? La Historia del Alcalde Desaparecido de Ribafrecha



Mucha gente en La Rioja ha oído la historia del famoso alcalde desaparecido de Ribafrecha, una historia real, transformada en leyenda popular, como un fantasma que sigue sobrevolando al nombre de la localidad riojana. Sin embargo, los datos históricos nos permiten arrojar algo más de luz sobre tan luctuoso suceso, que guarda una importante relación con la politica nacional del momento.

Corría el día 21 de enero de 1910 cuando Bonifacio Montalbo, alcalde de Ribafrecha salía de su casa en dirección al corral donde guardaba unas gallinas, con el fin de darles de comer. Esta es la última refrencia que se tiene a él.

El Ayuntamiento de Ribafrecha presentaba una situación adversa ya desde finales del siglo XIX, pues son muchas las noticias en las que se le requieren cuentas o informes, también varios concejales se quejan del funcionamiento y estado de la alcaldía de Ribafrecha. La tensión y el mal estar fue creciendo con el paso del tiempo, dándose casos como el del 12 de agosto de 1906 cuando se suspendió de sus funciones al secretario municipal.

Un año después, el 27 de enero de 1907 varios vecinos presentan firmas quejándose de la mala gestión que se está llevando en el Ayuntamiento de Ribafrecha, pidiendo que se haga pagar a todos los que tengan deudas y tratar así de recuperar la salubridad del Consistorio. En ese momento se presentaron doscientas tres firmas. Ante esto las autoridades volvieron a reclamar al Ayuntamiento y el 9 de febrero se cesó de nuevo al secretario, de lo que resultó que el Alcalde pide la dimisión al no encontrarse capacitado para poder desempeñar el cargo. Sin embargo los problemas internos en el Ayuntamiento continuaron, pues el 23 de marzo se requiere de nuevo al Consistorio para que presente el estado de cuentas.

La difícil situación que vivía este consistorio se mantuvo y se agravó en los años venideros, a la vez que la tensión entre los integrantes del mismo. En estas condiciones, el 16 de febrero de 1909 se abre el plazo de presentación de candidaturas para las listas electorales.

La situación estalló cuando el 27 de abril los liberales se quejan de que no han podido proponer candidatos para las alcaldías de varios pueblos, entre ellos Ribafrecha. Ante esta tesitura y unos días después, Bonifacio Montalvo García que posteriormente será alcalde de Ribafrecha y tres concejales más, remiten una carta al periódico quejándose del reparto de votos y concejales en ese Ayuntamiento. Sin embargo el descontento por esta misma causa también se dio en otros pueblos cercanos, que empezaron a poner en duda los métodos electorales que se venían aplicando desde mediados del siglo XIX.

Mientras tanto el 17 de junio de 1909 la prensa señala que el asunto de las listas electorales continuaba sin resolverse. Esto se solventó el 14 de julio cuando finalmente se anularon las elecciones en Ribafrecha y Ocón y tuvieron que volver a celebrarse. Esto supuso que fuese necesario presentar unas nuevas listas electorales con candidatos, que el 23 de julio se anularon, pidiendo que se eligiese a gente competente para formar parte del Consistorio. Esto llevó a Bonifacio Montalvo a pedir que se anulase la Junta Electoral. El 5 de agosto se atendió su propuesta anulando a la citada junta.

Las elecciones se realizaron en un ambiente de tensión en el que la Guardia Civil tuvo que estar presente. En ellas ganó la formación liberal con su candidato Bonifacio Montalvo, llevando a juicio a la anterior Junta Electoral, acusándolos de corrupción.

Con estos resultados, el 4 de septiembre se pidió que se conformase la corporación y el día 30 de septiembre se dieron por válidas las elecciones, sin embargo la tensión ya es dueña del Ayuntamiento pues el anterior alcalde no quiere dar paso a la nueva corporación elegida. Este asunto fue puesto en conocimiento de instancias nacionales y finalmente el día 19 de octubre se constituyó el Ayuntamiento, al acto acudió el Gobernador Civil dada la difícil situación que se estaba viviendo.

Mientras esto ocurría, las diferencias entre los concejales del Ayuntamiento fueron incrementándose, llegando a dudar unos de la capacidad de los otros y la tensión municipal se mantuvo durante un tiempo haciendo muy difícil el correcto gobierno de ese Ayuntamiento.

El día 21 de enero de 1910 se daba la noticia de que había desaparecido Bonifacio Montalvo García, Alcalde de Ribafrecha. La prensa señala que entre las siete y las ocho de la mañana, el Alcalde acudió a su corral donde daba de comer a las gallinas, perdiéndosele allí la pista. Al hacer la investigación únicamente se encontraron las llaves del corral puestas por dentro.

El caso de la desaparición del Alcalde de Ribafrecha llenó hojas y hojas de periódico, contando muy diferentes versiones de un hecho que marcó a todo el pueblo y del que nunca se supo lo ocurrido.

La prensa del momento comenzó publicando diferentes testimonios, en los que se hablaba de que el cadáver había sido arrojado a un horno de yeso o a una cuba de vino. Otros hablaban de que el crimen se habría cometido en el cementerio y el cuerpo se habría colocado debajo del de una sobrina suya que había fallecido ese mismo día.

La noticia traspasó las fronteras de La Rioja, publicándose durante mucho tiempo en los periódicos nacionales. La investigación de lo ocurrido también cambió de mano en varias ocasiones, sin que ninguna llegase a dar con una explicación coherente de lo ocurrido.

En estos años, en España se está desmantelando el conocido como Sistema Canovista o de la Restauración que mantenía un turno de partidos, Conservador y Liberal en el poder nacional. Para conseguir este objetivo se recurría habitualmente al falseo de elecciones, utilizando la corrupción electoral. Aparte de restringir el sufragio, también se han documentado votos de personas fallecidas, la introducción en las urnas de más de una papeleta por persona o la colocación de estas en lugares inaccesibles, como en lo alto de los campanarios. Aún así, si no se recogía el resultado esperado, se vaciaban las urnas y se rellenaban con nuevas papeletas.

Este sistema permitió que se mantuviesen en el poder élites caciquiles que controlaban absolutamente todos los ámbitos de la vida. Con la llegada del siglo XX, este sistema corrupto se fue desmontando, pues poco a poco el sufragio se fue ampliando y fueron muchas las voces que reclamaban limpieza en las elecciones. Esto puso a las élites cada vez en una situación peor, pudiendo controlar cada vez menos el sistema. El caso de Bonifacio Montalvo es uno de ellos, pero no fue el único que alzó la voz contra este sistema, requiriendo una mayor transparencia en los municipios. Precisamente, en el momento en el que ocurrió la desaparición del alcalde estaba a punto de ser elegido Presidente del Gobierno José Canalejas, defensor de la limpieza electoral y política, de pensamiento igualmente liberal que consiguió desterrar este sistema e imponer un modelo de estado moderno. Sin embargo, Canelejas corrió un destino muy similar al de Bonifacio Montalvo, pues el 12 de noviembre de 1912 fue asesinado en la Puerta del Sol cuando miraba el escaparate de una librería.

En La Rioja, en el mismo periodo que Bonifacio Montalvo, hay otros alcaldes y candidatos de distintos municipios que también comenzaron a poner en duda el sistema. En años venideros serán muchos los pueblos que comenzarán a desconfiar del sistema ayudándole así a desaparecer, como el caso de Nájera y Baños de Río Tobía, un año después que Ribafrecha.

El caso de Bonifacio Montalvo fue seguido de forma intensa por la prensa del momento que cada día trataba de dar noticias nuevas, creando un gran noticiario titulado Crimen Misterioso, en el cual se comenzaba a dar vida a teorías, muchas de ellas con tintes novelescos que colaboraron a crear una inmerecida fama a los habitantes de Ribafrecha por un hecho que para nada se puede decir que fue aislado.

A día de hoy, Bonifacio Montalvo es el desaparecido más antiguo en La Rioja del que se tiene constancia.

Tras su desaparición, se nombró a un alcalde en funciones que se hará cargo de seguir con las labores de su predecesor.

Concluidos los interrogatorios, registros, investigaciones, teorías y ríos de tinta, el 25 de abril se dio por sobreseída la causa del Alcalde de Ribafrecha, poniendo en libertad a los trece procesados.

 




Varias vistas de Ribafrecha. Juan José Barrio





 


martes, 17 de diciembre de 2024

Dónde "El Bergerón"

 Lugar de reunión de Logroño durante décadas, la esquina del Reloj de Bergerón se convirtió en un importante punto para la ciudad de Logroño. Su ocaso lo marcó la retirada del reloj en la década de los 70.

La historia de esta manzana arranca con el derribo de las murallas y de las Escuelas Viejas en 1861, ligados también a la apertura de la calle Sagasta.

El edificio en el que se colocaba el famoso reloj de Bergerón, ubicado en la esquina entre la Calle Sagasta y Bretón de los Herreros, fue diseñado en 1877 por Francisco Luis y Tomás. El bajo fue adquirido por Lucas Bergerón, sucesor de Manuel Bergerón, primer relojero de esta saga, para instalar en él su taller de relojería, cuya especialidad era la fabricación de relojes de pared, y era también el representante en Logroño del famoso relojero Losada, autor del reloj de la Puerta del Sol. El taller de Bergerón tuvo su primera ubicación, desde 1881, en la calle del Mercado, 98. Este relojero había construido muchas piezas de relojería para diferentes lugares de la ciudad, como por ejemplo, el Instituto de Segunda Enseñanza (actual Sagasta), ubicado en el Convento del Carmen. Desde 1878 ostentó también el cargo de Relojero Municipal de la Ciudad. Durante su carrera, diseñó para su relojería ubicada ahora en la esquina de las calles Bretón de los Herreros y Sagasta un reloj de fachada con doble esfera. En 1883, pidió la autorización pertinente al Ayuntamiento para colocarlo, aunque no sabemos si finalmente lo instaló. Era un reloj de 70 centímetros con luz propia. Tenía números romanos y estaba rematado con unos vistosos pináculos y funcionaba a cuerda, con una maquinaria mecánica controlada desde dentro del local. Lucas Bergerón morirá el 6 de febrero de 1894. Entonces la relojería pasará a manos de su viuda, posteriormente a Tomás Teresa García y después a Joaquín Rodríguez y Cia, que en 1902 vuelve a pedir permiso al Ayuntamiento para colocar un reloj en la misma esquina. Según la documentación, el reloj será colocado el 21 de junio de 1902. Desconocemos si este reloj era aquel primero. No mucho después, la relojería pasará a ser propiedad de Eulogio Pastor y posteriormente de Gervasio Pastor. El avance en el crecimiento urbano, la creación de avenidas llenas de peatones, coches, bicicletas, autobuses…, llevaron a esta esquina, a convertirse en el centro de la ciudad. Por ello, el Reloj de Bergerón, junto a su vecino el Reloj de Ibercaja, marcaban el fluir de la vida urbana. Los logroñeses usaban esta referencia para sus encuentros sociales, comerciales o personales, quedando “donde el Reloj de Bergerón”. La casa se mantenía sin cambios importantes, únicamente habían mudado los rótulos de los diferentes relojeros. En la década de los 70, el edificio dónde se ubicaba el reloj de Bergerón está muy deteriorado, se declara en ruina y el Ayuntamiento pide desalojar el edificio, entonces la relojería desmonta el reloj antes de irse. Desconocemos que ocurrió después con este histórico artilugio.

La casa también fue sufriendo los achaques del tiempo, aunque resistió hasta, que en 2011, el Ayuntamiento lo volvió a declarar en ruina y se procedió a su derribo y reconstrucción, ahora convertido en un edificio de apartamentos turísticos. Se han oído voces que han pedido la restauración del reloj devolviéndole a esta esquina su esplendor perdido.




domingo, 15 de diciembre de 2024

Arleta, al pie del Camino

 


Se documenta como señorío de realengo en 1280, quedando despoblado un siglo después. En 1427, vuelve a tener un habitante. Posteriormente, los dueños lo vendieron a Roncesvalles. Aparece mencionado en el Libro de Armería del siglo XVI, al contar con palacio y propietarios hasta el siglo XVIII. En el siglo XIX, tenía un regidor electo por las tres familias que lo habitaban.

Lugares para visitar:

(En la actualidad, Arleta es una propiedad particular, por lo que las visitas están restringidas. Desde el Camino de Santiago, se obtiene una vista completa del lugar)

-Iglesia de Santa Marina: Se ubica justo al lado del paso de la Ruta Jacobea. La iglesia tiene una portada románica y una espadaña, además de un retablo del siglo XVI. En sus alrededores, hay restos de estelas y de un camino antiguo. Tiene una ventana tapida en la que los peregrinos dejaban sus ofrendas.

-Palacio: Ubicado junto a la iglesia. Tiene forma de U. Presenta un patio central que lo articula. A su derecha, hay una construcción más moderna, realizada en torno a una torre cuadrangular. A la izquierda, vemos una ventana geminada, más antigua que el resto del conjunto. La existencia de este palacio está documentada desde el siglo XVI.

-Lavadero: Ubicado junto al camino, en la actualidad en ruinas.

-Crucero: Se sitúa junto a la carretera, en la entrada principal del señorío. Presenta una cruz, situada en lo alto de una columna con fuste y capitel. El trazado del Paque Fluvial del Arga pasa a su lado.

-Ermita de San Martín (Desaparecida): No quedan restos.

 

sábado, 7 de diciembre de 2024

Lusarreta, un lugar con un gran trasfondo histórico


 Antiguo señorío de Realengo, ubicado en una de las zonas más altas del Valle de Arce. Se trata de un pequeño núcleo, en el que se conserva el único hórreo del Valle de Arce. Conocemos las primeras menciones a Lusarreta cuando en 1280 pagaba pechas a Roncesvalles, al igual que sus vecinos.

En el Libro de Fuegos de 1366, se contabilizan seis, siendo siete en 1553.

En 1566, vive en Lusarreta Sancho de Leyún, que se casa en segundas nupcias con Catalina de Lusarreta. El era noble. De su primer matrimonio únicamente le sobrevivió una hija. Las segundas nupcias de Sancho no fueron bien acogidas en su familia, que les acusó de dilapidar el patrimonio. Acabaron viviendo en la más absoluta miseria. Tuvieron tres hijos. A su muerta, Catalina pide ser enterrada en Lusarreta y no en Leyún con su marido.

En el año 1783, Miguel Dufur Ibarra de Lusarreta muere sin descendencia directa siendo el último habitante de la Casa Garaico. Su heredera más cercana vivía en Lenaroz y era su sobrina, llamada Juanchina, que con dieciséis años se verá obligada a casarse y vivir en la casa de Lusarreta para no perder la herencia de su tío. Pero no es un caso aislado, pues en 1790 conocemos otro similar en la casa Garrraicorena. Estos matrimonios no eran ni abundantes, ni extraños en la montaña navarra.

En 1794, la Convención Francesa quema la borda de Lusarreta, mientras que el resto del pueblo se salva de las llamas.

En 1800, vivían en Lusarreta 31 personas. En 1858, tenía 58 habitantes.

En 1856, un vecino de Lusarreta va a cumplir el servicio militar en lugar de otro de Mezquíriz. En 1898, se construye la carretera que une Lusarreta con la del Valle de Arce.

En una visita a Lusarreta podemos ver:

-La iglesia de San Esteban. Se cree que se construyó hacia el año 1200. Ha sido restaurada en varias ocasiones a lo largo de su historia. Tiene una planta irregular, aunque con cierta forma de cruz, cubierta con una bóveda de cañón. A los pies hay un coro de madera, en cuyas vigas se han tallado unas vistosas formas. Tuvo un retablo, desaparecido en parte del siglo XVII-XVIII.

-Hórreo: Muy similar al de Erdozain y al de Iracheta. Está construido sobre arcos, en este caso ocho. Sobre ellos, hay unas piedras que cumplen la función de tornarratas. Estos tres hórreos son los únicos construidos sobre arcos. La portada es un arco campaneiforme, decorado con una cruz, unos botones y una cruz de seis puntas, que pueden datar de los siglos XV-XVI. Tras la restauración, se eliminaron las casas contiguas y se trasladó el acceso a su situación actual.


Dos vistas de la iglesia

Hórreo

Puerta de una casa


Dos vistas de la iglesia


domingo, 1 de diciembre de 2024

El Palacio de los Chapiteles de Logroño

 Ubicado en el arranque de la calle Portales, el Palacio de los Chapiteles es una de las construcciones más destacadas del Casco Histórico de Logroño. Hoy en día, sede del Instituto de Estudios Riojanos y de la Dirección General de Cultura y hasta hace no muchas décadas sede del Ayuntamiento de Logroño.

Los orígenes del edificio se remontan al siglo XVI, en un contexto urbano muy diferente. El cerco amurallado recorría la actual Muro del Carmen, Rodríguez Paterna y el Muro de Cervantes. En la confluencia de las tres calles se ubicaba la Puerta de la Herventia, uno de los arcos de entrada a la ciudad. Las primeras referencias que conocemos al edificio que hoy ocupa el número 2 de la calle Portales se remontan al siglo XVI, cuando la familia Jiménez de Enciso, en concreto Pedro Jiménez de Enciso, construye esta casa, con un aspecto muy diferente al que hoy conocemos. La documentación nos describe que en el interior había habitaciones dedicadas a escritorios, capilla, entre otras. La documentación también menciona la existencia de dos pequeñas torrecillas en una de las fachadas, que fueron construidas en 1575. La fachada principal tenía una puerta en forma de arco de medio punto. En el último piso había una galería bajo los torreones. En el centro había un patio interior. La planta noble era la primera, que se decoraba con los muebles más suntuosos y ricos. Había un salón y una biblioteca con libros. En esta planta se guardaron algunas tablas de retablo que la familia tenía en la Redonda mientras esta estaba en construcción. En el primer piso había habitaciones, que estaban articuladas en torno al patio central, ubicando el Salón Principal en la fachada a la Herventia. Este modelo de construcción no es muy diferente al que se estaba realizando por la nobleza en esos momentos en todo el territorio español. La zona cambió mucho al colocarse en 1572 el Ayuntamiento en el Edificio de El Portalón. Durante el siglo XVII, la zona de nuevo sufrió un cambio al construirse una nueva manzana de casas enfrente. Igualmente, las casas colindantes también sufren cambios, que no eclipsaron el poder económico de la familia de los Jiménez de Enciso, que seguían manteniendo su residencia en este edificio. El nombre de Palacio de los Chapiteles procede de este siglo, cuando se colocan estos característicos remates sobre los dos torreones de la fachada de la calle Portales. Durante estos años, se abre al este del edificio una nueva calle, San Isidro, al desaparecer la primigenia muralla y erigirse la antigua Casa de Correos. En el vecindario del año 1771, la casa es propiedad de Bartolomé de Vidaurreta, descendiente de los Jiménez de Enciso. En 1753 se reconstruye la fachada de la Herventia. Los cambios se consolidan en el siglo XIX, en concreto tras la Guerra de la Independencia y las Guerras Carlistas. El 17 de mayo de 1862, el Ayuntamiento se hace con la casa para colocar en ella la sede del Ayuntamiento. también Sus interiores son remodelados, adaptándolos al gusto decimonónico y al uso municipal. En ese mismo año también se eliminan los viejos muros y con ellos la Puerta de la Herventia. A mediados del siglo XIX, se realizan las Alineaciones, llevadas a cabo por diferentes arquitectos, que derribaron muchas de las casas colindantes a los muros, dejando más visible la nueva casa consistorial. El siglo finalizó con la desaparición del Convento de los Carmelitas en 1895. Durante estos siglos, las dependencias interiores del edificio cambiaron sustancialmente, llegando a desaparecer el patio a mediados del XIX para colocar en él la escalera. El día 2 de junio de 1902, se eliminan los Chapiteles originales de las torrecillas. Durante todo el siglo, el edificio sufrió reformas para adecuarlo a las necesidades del Consistorio. En el año 1980, el Consistorio se va y el edificio se transforma en sede del Instituto de Estudios Riojanos tras una profunda reforma interior y exterior. En el 2010, los Chapiteles volvieron a su posición original.





viernes, 22 de noviembre de 2024

Vigilando la ciudad de Logroño

 

La torre del Telégrafo hace unos años. Jesús López

Ubicada en el punto más alto de la ciudad, situada en la actualidad junto a unas antenas de radio, el barrio logroñés de El Cortijo conserva en su término una Torre de Telégrafo Óptico, erigida en el siglo XIX.

El Telégrafo Óptico fue uno de los más importantes inventos de finales del siglo XVIII, principios del XIX. El primer mensaje por este medio se envió en 1794 por la Convención Francesa y rápidamente se extendió por Europa. En 1831, en España se construye la primera línea telegráfica óptica a modo de prueba entre Madrid y Aranjuez. En la misma década, se empezaron a construir otros tres enlaces telegráficos. El 1 de marzo de 1844, se construyó la primera línea telegráfica entre Madrid y Francia con ramales, inaugurada el 28 octubre de 1846. En 1836, Manuel Santa Cruz, un general liberal construye un nuevo ramal telegráfico que llega a Logroño, Vitoria y Pamplona para poner sitio a los Carlistas en Estella. Con el paso de los años, se añadieron nuevas líneas nacionales para conectar ciudades como Valencia, Andalucía y Barcelona, aunque muchas de ellas no se terminaron de construir. Estas líneas no eran de uso civil. Las líneas contaban con torres que emitían los mensajes, pero las líneas no podían usarse de noche ni con fenómenos meteorológicos adversos. A finales del siglo XIX, la Telegrafía Óptica desaparece, tras una decadencia de varias décadas, producida por sus limitaciones y retrasos a la hora de entregar los mensajes y otros avances como el Telégrafo Eléctrico. Entre 1855-1857 se dejan de usar las líneas ópticas, aún sin terminar de construir. En 1874, la línea del Norte se vuelve a poner en macha con el proyecto de Mathé pero pronto desaparecerá.

Una de las torres del Telégrafo Óptico es la que se ha conservado en el barrio logroñés de El Cortijo. Construida en 1836-1837, en el contexto de la I Guerra Carlista y dentro de la línea ideada por Manuel Santa Cruz, sigue el patrón de construcción con dos pisos, fortificada y situando el telégrafo en el último nivel. En ella vivían un sargento, siete militares y un telegrafista, que debía superar un examen. Su telégrafo recibía los mensajes de las cercanías: Laguardia, Viana y la Torre de la iglesia de San Bartolomé de Logroño, a dónde se orientan sus ventanas. Tras el abandono de la línea telegráfica, la torre cayó en desuso y se fue degradando hasta quedar en pie únicamente sus cuatro paredes con sus ventanas, vanos y puerta. El edificio es conocido por la gente del barrio como El Castillo.