Logroño ha quedado ligado a las innovaciones postales, pues Cosme García, un logroñés fue quien inventó el primer matasellos de la historia. Pese a este importante avance, Logroño tendrá que esperar hasta 1919 para tener un proyecto para la construcción de uno de los nuevos edificios postales que ya se estaban construyendo en toda España. El lugar elegido fue el solar que había dejado el Convento de las madres Agustinas Ermitañas, en el Callejón de San Agustín y junto al Palacio del General Espartero y la Fábrica de Tabacos. Por ello, el edificio a construir debía ser un edificio acorde a sus vecinos. El Proyecto elegido fue el que los arquitectos Cayo Redón y Rafael Valdés plantearon. Su proyecto era un edificio neobarroco, con dos torreones y diferentes ornamentos. Dicho proyecto se empezó a construir el día 17 de mayo de 1927. La obra se prolongó hasta la IIª República, bajo la dirección de Agapito del Valle y construido por Víctor Etayo. El edificio se inauguró el día 23 de mayo de 1932. El acto fue solemne, con las autoridades locales y estatales, que realizaron una visita al nuevo edificio y una comida después.
Una de las primeras
marcas que se conocen ya en este edificio es el rodillo que promociona los
productos riojanos con un llamativo texto: “¿No
probó los productos riojanos,? ¡¡¡Lástima!!!”. Además de este rodillo, se
siguieron usando los matasellos fechadores con forma circular, en los que en la
parte superior se lee “Logroño” y
abajo, el código postal, entonces, el 28.
Además, el edificio contó
en estos años con un matasellos fechador de certificados en el que podemos leer
la palabra “Certificado”, en la
parte alta, la fecha en medio y abajo la palabra “Logroño”. Al igual que otras comunidades, Logroño debió de
contar con un matasellos de Valores
Declarados, aunque no se conserva ninguna carta con dicha estampación.
Durante la Guerra Civil, en el Edificio Postal hubo matasellos con marcas de
censura militar del gobierno sublevado. Estas marcas eran alargadas,
conteniendo en su interior las palabras “Censura Militar” y “Logroño” y algún
lema en referencia al bando nacional. Al finalizar la guerra, algunos
matasellos siguieron siendo usados y poco a poco, con el uso se fueron
deteriorando. Los cambios fueron mínimos y muy concretos en algunas marcas.
El edificio en los año 30. Postal
Con la llegada de la
Democracia, el edificio de Correos cambió las marcas. La aparición de una nueva
sucursal en el Pabellón Postal de la estación de tren, hizo de la oficina de
San Agustín la Oficina Principal y esto se plasmó en los matasellos. El sello
de fechas lo reflejó, con esta denominación en la parte alta. Otro importante
cambio fue el código postal, que pasó del 28 al 26. El Certificado también
añadió la denominación de “Oficina
Principal”. Pero el Edificio Postal también amplió su actividad y llegó a
contar con “Servicio Filatélico”,
que tuvo un matasellos propio. Este nuevo matasellos tenía forma circular, con
el anagrama de Correos en el centro y una fecha, rodeado de las palabras “Servicio Filatélico Logroño” En los
últimos años, Correos cambió los matasellos con la denominación “Correos y Telégrafos”, con el nombre de
Logroño y el código 26, siendo este
usado hasta la actualidad.
Correos, en el año 2002,
emitió una ATM con la imagen exterior de este edificio. Tuvo una larga tirada y
se mantuvieron en circulación durante muchos años.
En el exterior, la Casa de Correos no tuvo grandes cambios durante todos los años que acogió el servicio postal. Su interior si sufrió algún cambió más, aunque algunos de los elementos más significativos se mantuvieron. Un ejemplo de ello son los azulejos de la escalera, obra de Cerámicas Riojanas, que representaban un castillo y un león sobre un fondo azul. Obra de esta misma empresa fue un azulejo de una Diligencia Postal, que estuvo colocado en la oficina postal y muy admirado en la época y del que no se conservan más datos.
Interior del edificio de Correos. Años 1930. Museo Postal y telegráfico de Correos
Como lugares y elementos de este edificio, destaca: La oficina, el lugar más frecuentado por los ciudadanos, era el lugar donde se enviaban y recibían los Correos y Telégrafos que daban nombre a la compañía. Con el paso del tiempo, solo se realizaban Correos y los telégrafos se gestionaban desde el primer piso. Este edificio se convirtió en la oficina de Correos más céntrica de la ciudad y a donde acudían la mayoría de los ciudadanos a realizar sus gestiones postales. En la fachada de la Calle Portales, antaño (General Mola, Calle de la República y Calle del Mercado), se situaba una de las figuras más emblemáticas de la Ciudad, el león-buzón Rodolfo, un rostro de un león con gesto simpático y con la boca abierta, dispuesto a “comerse”, todas las cartas que los usuarios depositaban en él. Su nombre le fue dado por los niños en relación a la artista de televisión Maricarmen y sus muñecos y su mascota, Rodolfo. El edificio postal continúo cumpliendo su función hasta principios del siglo XXI con algunas reformas.
Varias personas posan en el patio de operaciones del edificio. Museo Postal y telegráfico de Correos
Fue en el año 2003 cuando
unas catas de cimentación, advirtieron que el edificio se encontraba en un grave riesgo y se
procedió a restaurarlo. Dicha remodelación dio al traste con los azulejos de la
escalera, que fueron arrancados y destruidos. Unos pocos fueron entregados al
Museo de La Rioja, que los guarda en sus archivos.
La oficina postal se
trasladó temporalmente al número 40 de la Calle Pérez Galdós. Dicho traslado se estimó que duraría un año,
aunque con el tiempo fue definitiva. En la actualidad, esta oficina se ha
vuelto a trasladar a la calle 11 de junio. Mientras tanto, el antiguo edificio
postal de la Plaza de San Agustín, tras muchos trámites y adversidades, fue vendido
para que se transformase en un hotel de lujo, que se ha empezado a construir en
el año 2019. La reforma ha acabado aún más con el edificio. Las torres han sido
derribadas sin contemplaciones, junto con sus ornamentos y adornos. La terraza
y la buhardilla han corrido el mismo destino, al igual que todos los espacios
interiores se han perdido víctimas del “progreso”. El proyecto del Hotel apenas
conserva elementos históricos aparte del león Rodolfo. Los azulejos, la
escalinata, los muebles, las mesas, el reloj... han sido borrados físicamente,
pero no sentimentalmente, pues muchas personas siguen manteniendo en su memoria
los elementos que hacían de aquella oficina algo único. El edificio de Correos. Biblioteca de La Rioja
Las únicas fotografías conocidas de este edificio,
conservadas en el Mueso Postal y Telegráfico de Correos fueron publicadas por
primera vez en el número 4 de la Revista Humanístico-Literaria Lararium.
En la actualidad, el edificio se ha reconvertido en un hotel.
(Texto de este autor publicado en 2019 en la revista Sellos y Más)
No hay comentarios:
Publicar un comentario