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martes, 29 de julio de 2025

El Castillo de Aguas Mansas, Agoncillo


El Castillo de Agoncillo en la Actualidad. BCE

Este castillo, datado posiblemente de época romana fue una de las construcciones defensivas que conformaban la defensa del río Ebro, Ibero para los Romanos. Sus orígenes hay que buscarlos en la Torre del Homenaje, la construcción más antigua del conjunto. La base de la torre presenta algunos indicios de la tipología propia del periodo romano, como sillares cuadrangulares, además de una planta también cuadrangular. Su ubicación, cercana al paso de la Calzada Romana Iter I, que unía Hispania con Roma, unido al hallazgo de una estela funeraria de tipología claramente romana, refuerza la teoría de su construcción durante los siglos de domino de Roma. Desconocemos noticias escritas de los primeros siglos de existencia de la fortaleza, por lo que únicamente hemos de basarnos en las fuentes arqueológicas. Desconocemos el papel que este punto defensivo jugó durante las oleadas de los pueblos bárbaros, que arrasaron esta zona entre los siglos III al V. Sin embargo, conocemos datos de población en esta área a lo largo de todo el tiempo. Agoncillo aparece mencionado por primera vez en el testamento de la Reina Estefanía en el 1066. En 1169 se documenta como tenente de la fortaleza de Agoncillo a García Bermúdez y en 1191 el Castillo pertenece al Reino de Castilla. Sin embargo, la primera mención escrita a la fortaleza se registrará en 1211, cuando esta es propiedad de la familia Medrano, que dejará su impronta en la entrada de la fortaleza con su escudo heráldico. Hemos de suponer pues, que, en ese momento, la fortaleza es algo más que la torre del Homenaje. En 1334 se ejecutó en el Castillo de Agoncillo a Juan Alfonso de Haro III, acusado de alta traición al rey. Esta ejecución supuso que el Señorío de Cameros cambiase de familia titular, ostentando ahora este cargo los Ramírez de Arellano. Se ha pensado que en 1340 el Capitán Medrano, señor del Castillo, realizó mejoras en la fortaleza. En 1388 Juan Rodríguez de Agoncillo, propietario del lugar dejaba en herencia el castillo a su hijo Rodrigo Alonso. En 1392, Diego López de Medrano cambiará a Rodrigo Alonso una torre en Islallana y varias casas por el Castillo de Agoncillo.

 Castillo de Agoncillo a cominzos de siglo XX. 

Ya en el siglo XIV, tras la muerte de la madre de Rodrigo Alonso, este en 1402 venderá el Señorío de Agoncillo a Diego López de Medrano, quien una vez reunidas las posesiones, en 1407 formó un mayorazgo a favor de su hijo, el cual murió sin descendencia. Ante este hecho el castillo pasó a manos de su hermana Aldonza, casada con Lope García de Porras. Será el hijo de ambos, Pedro López de Medrano quién mantenga el mayorazgo y la posesión. Es en estos años, cuando el castillo adquirió su forma y aspecto actual.

 Plaza de Agoncillo con el Castillo a la izquierda. Ayto Agoncillo.

En 1477 murió Pedro López de Medrano pasando la propiedad a su hijo Lope de Porras, aunque el traspaso de poder no fue pacífico. Durante los años en los que esta familia poseyó el castillo hizo considerables reformas en su interior y exterior, dándole el aspecto de palacio fortificado. Entre las mejoras efectuadas se encuentran los cubos y el foso que planteaban ya defensas contra nuevas formas de artillería y cuyas obras dirigidas por Juan Guitierres comenzaron en 1482, prolongándose hasta principios del siglo, cuando a la muerte del promotor el proyecto quedó inconcluso. En el siglo XVI, También en este periodo hay noticias de reformas en el castillo, reduciendo el tamaño del patio interior. A finales de siglo XVI, el Señorío de Agoncillo vuelve a cambiar de familia al morir Lope de Porras hijo de Pedro de Porras. En ese momento el mayorazgo de Agoncillo recayó en su hija Ana María de Porras, que estaba casada con el Conde de Siruela, Cristóbal de Velasco y que será propietaria del título durante gran parte del siglo XVII. Entre los años 1620 y 1622 el Señorío de Agoncillo era propiedad de Beatriz de Zúñiga, mientras que, en 1628, la propietaria será la Marquesa de Caprio, delegada por la Condesa de Siruela, que está desempeñando el cargo de Camarera Mayor de la Corte de Hungría. Los Condes de Siruela mantendrán entre 1689 y 1695 un pleito sobre la posesión del Señorío de Agoncillo, pues la última hija de estos señores procesaba como monja en un convento y falleció el mismo año en el que se emitió la sentencia entregando el Señorío a la Familia Frías Salazar. Será el primer propietario de esta saga, Lope Frías Salazar quién realice algunas obras en la fortaleza, en ocasiones muy desafortunadas. Una de ellas fue rellenar los fosos y torres, además de modificar la estructura del castillo.

 Escudo a la entrada del Castillo. BCE

Ya en 1836, el Castillo de Agoncillo es usado como torre del telégrafo, dentro de una red de comunicación trazada por los carlistas para poder comunicarse entre ellos, contando con quince estaciones y dos líneas. Agoncillo se encuentra en la primera que une Logroño, Agoncillo, Alcanadre, Lerín, Larraga, Puente La Reina y Pamplona. Este sistema telegráfico, basado en posiciones, en algunos momentos no resultó demasiado eficaz, al no poder ser usado ni de noche ni con niebla. Este telégrafo es mencionado por Pío Baroja en su libro Memorias de un hombre de acción. Años más tarde, en 1846, el Señor de Agoncillo sigue residiendo en el Castillo. En 1875, el Señor de Agoncillo se convirtió en Marqués de Agoncillo, conservando en propiedad algunos lugares, entre ellos el Castillo. También esta posesión será conservada por el Marqués en 1881. Tras la muerte del Marqués, sus propiedades son subastadas, la primera de ellas fue el Castillo con todo su mobiliario, sin embargo, nadie lo adquirió y volvió a salir a la venta un año después. Finalmente, el 16 de noviembre de 1891 el castillo fue adquirido por Manuel Reboiro y Eusebio Faces Pascual, que tomaron posesión de él el 16 de noviembre de 1892. Después de esta venta y con el paso de los años, el Castillo se convirtió en viviendas, quedando en 1967 como propietarios Carmelo Faces Ruiz y Felisa Faces Ruiz, primos carnales entre ellos, como propietarios del castillo.

 El Castillo antes de la Restauración. Ayto Agoncillo

La familia de Carmelo Faces Ruiz fueron propietarios de la parte derecha del edificio, donde sus descendientes establecieron su vivienda. Precisamente su nieta mayor nacerá entre los muros de este castillo.

sábado, 12 de abril de 2025

Nalda y el Monasterio de San Prudencio

 La cercanía entre Nalda y el Monasterio de San Prudencio hace que sus historias presenten lazos comunes.

La documentación primaria conservada del monasterio se reduce a una recopilación de documentos del propio archivo monástico, realizada entre 1725 y 1727 por un ilustre Monje, Gaspar Coronel, que el propio escribano titula como Historia del Real Monasterio de San Prudencio. En esta obra encontramos algunas noticias que recogen lazos entre Nalda y el Monasterio:

-1049: En este año el Rey Sancho III El Mayor dona al Señor de Cameros y gran benefactor del mismo, posesiones en varios lugares, entre ellos Nalda.

-2-4-1067: En una permuta de posesiones entre San Prudencio y San Martín, recibe a cambio de diferentes lugares, el dominio sobre el monasterio de San Agustín, cerca de Nalda con sus tierras.

-13-11-1217: Dentro del corpus documental, se recoge una escritura firmada en Nalda por la cual Raimundo y Martín Bermúdez venden a Rodrigo Díaz y su esposa el lugar de Muro por 700 maravedís.

-1121: en el testamento de Mencia Ximénez, esta entrega al Monasterio de San Prudencio varias posesiones, como la Villa de Luezas, además de heredades en Nalda que dice había heredado de sus padres, habiendo allí tierras, molinos, viñas y huertos.

Parte de esta obra se encuentra publicada en el libro Documentación Medieval del Monasterio de San Prudencio de Monte Laturce (Siglos X-XV) de Francisco Javier García Turza.

Por otro lado, encontramos referencias al vínculo entre Nalda y el Monasterio de San Prudencio en el libro escrito por Bernardo Ibáñez,

En él, el autor recoge que Nalda participaba en la multitudinaria romería que se realizaba al monasterio cisterciense, documentada desde al menos el siglo XII. Bernardo Ibáñez de Echávarri, señala en su libro Vida de S. Prudencio, Obispo de Tarazona, Patrono Principal, y Hijo de la M.N. y M.L. Provincia de Álava : precedida... , publicado hacia el año 1753 que antiguamente Nalda, junto a Murillo, Clavijo, Albelda, Lardero Alberite, Soto Tregujantes, Zenzano y Villamediana subían el día 28 de abril, pero al concentrarse un elevado número de personas y la gran duración de la recepción, se decidió hacer la recepción y romería de forma escalonada por días, reservando el 28 para que Logroño cumpliese el Voto que debía a este Santo.

Esta información también aparece recogida por el autor Julián Cantera Orive en su obra San Prudencio de Armentia también cita la presencia de Nalda en la Romería de San Prudencio. Igualmente, en un libro de reciente publicación titulado Tres Veces Cielo, el Monasterio de San Prudencio de Monte Laturce, escrito por Bruno Calleja Escalona, también se recoge esta presencia.



miércoles, 25 de diciembre de 2024

Se derrumba la espadaña de la antigua iglesia de Olóriz Bajo

El pasado invierno, se derrumbó el último arco de la espadaña de la iglesia navarra de Olóriz Bajo, en ruinas desde hace más de dos siglos y en la actualidad ubicada dentro de una finca forestal del Gobierno de Navarra.

La documentación que hay sobre esta construcción es relativamente escasa. Arquitectónicamente, podemos afirmar que se trata de una iglesia de estilo de transición del románico al gótico. Este despoblado se ubica en el Valle de Arce, en concreto dentro del Valle del Río Gurpegui, un área muy afectada por la despoblación, dado que sus cinco pueblos: Zazpe, Olóriz Alto, Olóriz Bajo, Equieta y el propio Gurpegui se encuentran abandonados.

Las primeras noticias a este despoblado se encuentran en el año 1280, cuando este lugar pagaba impuestos. En 1366, en el Libro de Fuegos, el lugar ya está despoblado, manteniéndose así hasta la actualidad. La existencia de dos localidades con el mismo nombre, hace difícil conseguir noticias concretas. Durante los siglos posteriores, las tierras aparecen trabajadas por gente de Nagore. No hay mención a edificaciones en este lugar en ninguno de los diccionarios históricos del siglo XIX, ni tampoco lo hace en los del siglo XX. En este siglo, el lugar se transforma en una finca forestal del Gobierno de Navarra.

Arquitectónicamente, de esta iglesia podemos decir que tuvo una nave única, con arco apuntado y una espadaña con dos ojos apuntados. Sus restos son perfectamente visibles desde la carretera que une Aoiz y Nagore, construida en el 2003, ante el llenado de la presa de Itoiz.



La iglesia en 2018

La iglesia en 2022



domingo, 15 de diciembre de 2024

Arleta, al pie del Camino

 


Se documenta como señorío de realengo en 1280, quedando despoblado un siglo después. En 1427, vuelve a tener un habitante. Posteriormente, los dueños lo vendieron a Roncesvalles. Aparece mencionado en el Libro de Armería del siglo XVI, al contar con palacio y propietarios hasta el siglo XVIII. En el siglo XIX, tenía un regidor electo por las tres familias que lo habitaban.

Lugares para visitar:

(En la actualidad, Arleta es una propiedad particular, por lo que las visitas están restringidas. Desde el Camino de Santiago, se obtiene una vista completa del lugar)

-Iglesia de Santa Marina: Se ubica justo al lado del paso de la Ruta Jacobea. La iglesia tiene una portada románica y una espadaña, además de un retablo del siglo XVI. En sus alrededores, hay restos de estelas y de un camino antiguo. Tiene una ventana tapida en la que los peregrinos dejaban sus ofrendas.

-Palacio: Ubicado junto a la iglesia. Tiene forma de U. Presenta un patio central que lo articula. A su derecha, hay una construcción más moderna, realizada en torno a una torre cuadrangular. A la izquierda, vemos una ventana geminada, más antigua que el resto del conjunto. La existencia de este palacio está documentada desde el siglo XVI.

-Lavadero: Ubicado junto al camino, en la actualidad en ruinas.

-Crucero: Se sitúa junto a la carretera, en la entrada principal del señorío. Presenta una cruz, situada en lo alto de una columna con fuste y capitel. El trazado del Paque Fluvial del Arga pasa a su lado.

-Ermita de San Martín (Desaparecida): No quedan restos.

 

sábado, 7 de diciembre de 2024

Lusarreta, un lugar con un gran trasfondo histórico


 Antiguo señorío de Realengo, ubicado en una de las zonas más altas del Valle de Arce. Se trata de un pequeño núcleo, en el que se conserva el único hórreo del Valle de Arce. Conocemos las primeras menciones a Lusarreta cuando en 1280 pagaba pechas a Roncesvalles, al igual que sus vecinos.

En el Libro de Fuegos de 1366, se contabilizan seis, siendo siete en 1553.

En 1566, vive en Lusarreta Sancho de Leyún, que se casa en segundas nupcias con Catalina de Lusarreta. El era noble. De su primer matrimonio únicamente le sobrevivió una hija. Las segundas nupcias de Sancho no fueron bien acogidas en su familia, que les acusó de dilapidar el patrimonio. Acabaron viviendo en la más absoluta miseria. Tuvieron tres hijos. A su muerta, Catalina pide ser enterrada en Lusarreta y no en Leyún con su marido.

En el año 1783, Miguel Dufur Ibarra de Lusarreta muere sin descendencia directa siendo el último habitante de la Casa Garaico. Su heredera más cercana vivía en Lenaroz y era su sobrina, llamada Juanchina, que con dieciséis años se verá obligada a casarse y vivir en la casa de Lusarreta para no perder la herencia de su tío. Pero no es un caso aislado, pues en 1790 conocemos otro similar en la casa Garrraicorena. Estos matrimonios no eran ni abundantes, ni extraños en la montaña navarra.

En 1794, la Convención Francesa quema la borda de Lusarreta, mientras que el resto del pueblo se salva de las llamas.

En 1800, vivían en Lusarreta 31 personas. En 1858, tenía 58 habitantes.

En 1856, un vecino de Lusarreta va a cumplir el servicio militar en lugar de otro de Mezquíriz. En 1898, se construye la carretera que une Lusarreta con la del Valle de Arce.

En una visita a Lusarreta podemos ver:

-La iglesia de San Esteban. Se cree que se construyó hacia el año 1200. Ha sido restaurada en varias ocasiones a lo largo de su historia. Tiene una planta irregular, aunque con cierta forma de cruz, cubierta con una bóveda de cañón. A los pies hay un coro de madera, en cuyas vigas se han tallado unas vistosas formas. Tuvo un retablo, desaparecido en parte del siglo XVII-XVIII.

-Hórreo: Muy similar al de Erdozain y al de Iracheta. Está construido sobre arcos, en este caso ocho. Sobre ellos, hay unas piedras que cumplen la función de tornarratas. Estos tres hórreos son los únicos construidos sobre arcos. La portada es un arco campaneiforme, decorado con una cruz, unos botones y una cruz de seis puntas, que pueden datar de los siglos XV-XVI. Tras la restauración, se eliminaron las casas contiguas y se trasladó el acceso a su situación actual.


Dos vistas de la iglesia

Hórreo

Puerta de una casa


Dos vistas de la iglesia


sábado, 16 de noviembre de 2024

Itoiz, un pueblo bajo sus aguas

 En la actualidad, este es el nombre de uno de los embalses más grandes y significativos de Navarra, sin embargo, antes era el nombre de una pequeña localidad que quedó anegada por la construcción de la presa homónima.

Las primeras menciones sobre la existencia de este lugar, hay que remontarlas a la Edad Media, cuando era un señorío de Realengo, que pagaba una Pecha anual, tal y como lo recoge el registro de 1280.

Redujo considerablemente sus impuestos entre 1280 y 1427 periodo de presencia de Peste Negra por estas tierras.

En 1802, Itoiz tenía38 habitantes.

En 1989, se propone la construcción del embalse, lo que supuso el punto y final a la existencia de Itoiz, que será derribado en 2003, cuando terminan los trabajos de construcción de la presa.

De Itoiz, destacarían:

-Iglesia de Santa Eulalia Se trataba de una construcción medieval, datada entre los siglos XII y XIII, aunque fue reformada en el siglo XVI y XVII. Tenía planta de cruz latina, con elementos añadidos y cubierta con bóvedas de crucería.

-Casas: Muchos de los edificios de Itoiz databan del siglo XVI, con elementos como arcos de medio punto en sus portadas.

-Palacio: Se ubicaba un poco apartado de las casas y destacaba una torre de piedra, insertada en el interior del edificio, con una cara reconstruida en ladrillo.

Interior de la Iglesia de Itoiz (Fuente)

Vista de Itoiz y su entorno antes de la construcción de la presa (Gran Enciclopedia de Navarra)
Vista actual del entorno anegado (BCE)

Iglesia de Itoiz (Catálogo Monumental de Navarra) 

Palacio de Itoiz antes de su reconstrucción (La Casa en Navarra, edición Caja de Ahorros de Navarra)

Vista general de Itoiz (Fuente)
Vista aérea de Itoiz (Archivo Abierto)


sábado, 9 de noviembre de 2024

Sancho de Funes, de Obispo de Calahorra a Santo Mártir

 Desconocemos los orígenes de este santo obispo. Sus orígenes se sitúan en Aragón, Navarra, Francia o incluso en el Corcueto de San Pedro, en Navarrete. Sus contemporáneos lo conocían como Sancho de Aragón o de los Aragoneses. Siguiendo la escasa documentación que conservamos sobre su vida, se puede pensar que estudió en el monasterio de San Aurencio de Aux, en Francia. Previamente, había sido el primer abad del monasterio de Santa María la Real de Nájera.  En 1116, murió el obispo de Calahorra, Sancho de Grañón. Tras esto, se nombra a Sancho de Funes como sucesor. La situación de la Reconquista en estos momentos es bastante compleja. Ante la muerte de su antecesor, el clero y el pueblo calagurritano elige a Sancho de Funes para desempeñar el cargo. La ciudad de Taragona fue el lugar donde tuvo lugar su nombramiento, que fue llevado a cabo por el Arzobispo de Auch. Sancho de Funes aparece en la primera mención escrita como obispo en el año 1118. Precisamente en ese año tendrá lugar la reconquista de Zaragoza y un año después, la de Tudela, momentos en los que Sancho estuvo presente y figura como obispo. En la primera, recibirá una bula papal concediendo indulgencias para reconstruir la ciudad. Tras estos acontecimientos, Sancho de Funes emprendió la labor de crear un taller de elaboración de códices y libros, para ello llegó a contar con once clérigos. La primera de estas obras data de entre los años 1121-1125, siendo un libro de coro. En la obra se recogen los nombres de los monjes y se incluye el de Sancho de Funes. Además, en estos años, Sancho de Funes se involucró en la reconstrucción de Calahorra, además de la catedral en 1129. Igualmente, este obispo colaboró en la reconstrucción de las casas circundantes al núcleo urbano. En 1122, se documenta la presencia de Sancho de Funes en un pleito en San Millán. La documentación también recoge informes en los que Sancho de Funes, dio aceite de la iglesia para la celebración de banquetes y fiestas, además de carne de los rebaños. Igualmente, ordenó inscribir los nombres de los clérigos en un libro para poder dar vigilias y misas por los difuntos. Unos años después, Alfonso I, autorizó la construcción de la iglesia, tras la reconquista del Valle del Alhama. En 1123, Sancho establece un priorato, filial a la catedral de Calahorra. Además, el Obispado contó con cinco arcedianos. En 1126, el obispado adquiere una casa en la localidad de Tudela. Igualmente, en la localidad de San Zolio (Sansol), en ese año aparece Sancho en la adquisición de una huerta. Igualmente, en esa misma fecha, Dominga, hija de Sancho de Baró se autodona al obispado, consagrando el obispo una iglesia dedicada a San Miguel en Ausejo. Durante su mandato, Sancho de Funes creó un sello con las figuras de san Emeterio y San Celedonio para el convento, que posteriormente será usado por el cabildo. En la década de los años 20 de ese siglo, las propiedades van in creciendo para el convento. Llegan a tener huertas en lugares tan lejanos como Rípodas en Navarra. Además, el obispado recibirá la iglesia de Pradejón. En 1129, Sancho y sus Arcedianos confirman la donación a Urraca de la iglesia de San Vicente de la Peña, documento en el que se recoge la firma manuscrita del obispo. Ese mismo año, el río arrasa Calahorra, obligando a los clérigos a trasladarse a otros templos más pequeños que la catedral. Tras esto, se planteó llevar la catedral a otro sitio, impidiendo la construcción de viviendas en el entorno del río. Sancho, devoto de los mártires, se opone a ello. Para conocer las siguientes noticias sobre Sancho de Funes hay que avanzar hasta el año 1132, cuando aparecen noticias de nuevas donaciones. En ese año, se trasladaron los cuerpos de los santos a un altar nuevo, construido por Sancho de Funes. Al acto acudieron el obispo de Auch y el de Osma siendo una jornada festiva en la ciudad de Calahorra. Con este solemne acto, la devoción a los santos calagurritanos creció, al mismo tiempo que las donaciones. Además, en ese mismo año, Sancho de Funes pudo haberse reunido con el rey en el cerro de Cantabria y estar presente ne la toma de Fraga. En 1134 aparece la primera mención al palacio obispal, señalando que el obispo estaba separado de los clérigos. En ese año murió el rey Alfonso I. Un año después, Sancho de Funes figura como obispo de Nájera. En 1137, el obispo de Burgos demandó al de Calahorra por la potestad de Pino de Abajo. El Rey dejó a los habitantes que eligiesen a quien pertenecían, que se decantaron por el calagurritano. El 1 de agosto de ese año, consagró la ermita de Santa María de la Piscina. Hacia 1044, tiene lugar una importante plaga de langostas. Para combatirla, se envió desde Roma a otro obispo, San Gregorio, que murió en Sorlada en 1044. Sin embargo, hay noticias de una plaga de esta especie en 1137 en Calahorra. En 1138, se hace una donación a Armentia. Un año después, el rey de Castilla confirma una donación al monasterio de San Millán hecha por un rey de Navarra. Sancho de Funes estará presente en este acto. En 1140, el obispo tendrá que acudir a Santo Domingo para defender la posesión de este lugar en su obispado. Además, en ese año, Alfonso I y García el Restaurador estuvieron a punto de batallear por el control del territorio. Sancho de Funes medió entre ambos, reuniéndolos, quizás en Yerga para acercar posturas y hacer una promesa de casamiento entre los infantes. Un año después consagrará el monasterio de Niencebas, en la zona entre Grávalos, Alfaro y Fitero, actualmente desaparecido. En 1144, Sancho de Funes emprende un viaje hacia Roma, buscando la protección del papa. Antes de partir, dispuso sus propiedades. Una donación en el año 1145 es la última noticia que tenemos sobre la vida de Sancho de Funes. Se sabe también que este obispo estuvo presente en la donación de Lagunilla al Monasterio de San Prudencio en este mismo año, que el rey hizo en un viaje a Toledo, al que le acompañaría Sancho de Funes.

Cuenta la leyenda que la muerte de Sancho de Funes, llamado de Aragón tuvo lugar según las fuentes el 10 de noviembre de 1146, en el entorno del puente de Partelahidiez, en Ribafrecha, asaltado por sus clérigos mientras hacía una visita pastoral. Se dice que detrás de este asesinato estaba su lucha contra la simonía en la diócesis. Pero nada afirma ni desmiente esta teoría. Sin embargo, el lugar donde fue enterrado puede servir como pista. La historia cuenta que los restos mortales de Sancho de Funes fueron recogidos por los monjes del monasterio de San Prudencio, colocándolos a la izquierda del santo principal. Se puede anotar que las historias señalan que los huesos siempre estaban frescos y aún estaban ensangrentados. Sobre el arca, había un cuadro en el que se representaba el asesinato de Sancho de Funes. Tras la desamortización, su busto relicario, en el que se custodia su cráneo y la arqueta fueron trasladadas a La Redonda, lugar donde se custodian hasta la actualidad.



Busto Relicario de Sancho de Funes en La Redonda

viernes, 8 de noviembre de 2024

El Guardián del Ebro

 Ubicado en la entrada norte de la ciudad, junto al Puente de Piedra se alzó hasta hace unos siglos el castillo de Logroño. Las imágenes que conservamos de él son escasas, al igual que las descripciones, sin embargo, sabemos que fue un importante punto para la ciudad.

Como ocurre con muchas fortalezas medievales, sus orígenes nos son desconocidos, en gran parte, por la escasez de fuentes. Las primeras referencias documentales que se conservan, datan del siglo XII, aunque muy posiblemente existiese ya en el XI. Bajo el reinado de Alfonso el Batallador conocemos la presencia de al menos cuatro tenentes navarros. Durante los siglos posteriores hemos de suponer que el edifico estuvo cumpliendo con su función. En 1527 conocemos una remodelación, propuesta por Álvaro de Luna. Volvemos a conocer documentación, esta vez más detallada en el año 1549, Juan González del Campo toma posesión de la fortaleza. Nada más llegar, ordena hacer un inventario de los objetos que hay allí. En el citado inventario se menciona la existencia de una Torre Vieja, ubicada en el interior de la ciudad y una Torre del Homenaje, la más destacada del edificio. En 1572, el edificio es reformado de nuevo. El 20 de noviembre de 1573, el Concejo de Logroño declara el edificio en ruina y ordena su derribo. Además, menciona que no hay alcaide hace unos años, aunque parece que finalmente no llegó a ejecutarse tal derribo. En 1592 es el rey quien se interesa por el estado de la fortaleza. De nuevo se hace una descripción, añadiendo que la torre que se erige junto al Convento de San Francisco está vacía y la otra se encontraba en muy mal estado. Esta torre estaba unida a la primera del puente y junto a ella estaba la vivienda del alcaide. Señala también que las dos torres se unen por muros y que en el medio hay un patio. La respuesta real pasa por que los alcaides vuelvan a habitar la fortaleza. Las continuas avenidas del Ebro y la proximidad de la orilla, dañaron en varias ocasiones las murallas y pusieron en peligro a la fortaleza durante el siglo XVI. Pese a este arreglo, el castillo se va degradando en los siguientes siglos. Su uso se retomó a principios del siglo XIX, cuando es habitado de nuevo. Esta vez como cárcel provisional en la llamada Torre de la Cigüeña. Para entonces, el edifico está ya en muy malas condiciones, pero aún conserva las dos torres y parte de las murallas. En 1824 es usado como almacén de pólvora y en 1839, el Ejército dibuja unos planos y aún incluye las edificaciones de la vieja fortaleza de la ciudad. En 1870 ya no queda ningún resto de la fortaleza.

El paso del siglo XIX y el crecimiento urbano hicieron desaparecer los últimos restos de la fortaleza de Logroño. Sin embargo, en los primeros años del siglo XXI, una intervención urbanística en la zona sacó a la luz los restos de una importante torre y varias murallas, unidas a los arranques del puente medieval. Sin embargo, estos restos fueron desmontados y hoy en día se encuentran en el Parque de Servicios del Ayuntamiento, a la espera de ser repuestos algún día para el disfrute de la ciudad.

Las representaciones gráficas que conservamos del Castillo de Logroño son muy escasas. Quizás, las más antiguas hemos de buscarlas en los sellos del Concejo, datados del siglo XIV, en los que se reproduce el puente con las tres torres de una forma muy genérica. En el siglo XIX, se empiezan a realizar grabados. Los que recogen el castillo datan del año 1846. En la actualidad no conocemos ninguna fotografía de esta fortaleza.

Descubrimiento de los restos del Castillo (Taquio Uzqueda)

Grabado decimonónico con la torre del Castillo (Navarra, Castillos que defendieron un reino)


lunes, 20 de marzo de 2023

Capítulo final en la historia del Puente Mantible de Logroño

 Situado aguas arriba, pero dentro del término municipal de Logroño, se construye el que puede ser el puente más antiguo de la ciudad de Logroño. Hablamos sin duda del Puente Mantible declarado Bien de Interés Cultural en 1983 y del que hasta 2021 subsistían dos arcos, uno en la ribera logroñesa del Ebro y otro en la vasca. Ahora solo queda el alavés.

La denominación de Puente Mantible (Puente Viejo) aparece en dos puntos de la geografía española, uno en Logroño y otro en Garrovillas de Alconétar (Cáceres).

Las leyendas sobre El Puente Mantible son muchas, relacionadas con personajes como Carlomagno, Finebrás, … mencionados también en un capítulo de Don Quijote de La Mancha y que da título a una obra de Pedro Calderón de La Barca. Sin embargo, estas alusiones se relacionan con el Mantible cacereño.

Menos resonada, pero no por ello menos importante, es la historia del Puente Mantible riojano, aunque es un tanto complejo conocer sus orígenes. Uno de los que se han propuesto es un origen romano, hacia el siglo II d.C., aunque no hay certeza de este hecho. Esta teoría plantea que el puente serviría para saltar el río, siguiendo una calzada procedente de Vareia y Tricio. Otra hipótesis, retrasa hasta el siglo XI la construcción del puente. Según esta propuesta, el Puente Mantible sería construido junto con el de Puente la Reina (Navarra) bajo el reinado de Sancho III El Mayor, en un proyecto para conectar Pamplona y Nájera.

Una tercera hipótesis plantea que el Puente Mantible fuese una construcción romana, reformado en la Edad Media.

El número de arcos también ha sido discutido, proponiendo una construcción con seis o siete arcos de medio punto con diferentes alturas, colocando el primero en una colina. Con un cauce normal únicamente los dos primeros arcos quedarían sobre el río.

En el siglo XII, el Puente Mantible queda inutilizado por algún motivo desconocido, aunque lo más probable parece ser una riada. En el año 1095, tenemos la primera mención al Puente de San Juan (Puente de Piedra de Logroño) en el Fuero de Logroño. Tras la destrucción en el siglo XII, el Puente Mantible volvió a ser usado destruyéndose finalmente en el siglo XV en alguna guerra. Recientes estudios señalan que el arco central fue dinamitado, dejando en mal estado al primero.

Desde entonces hasta la actualidad, el Puente Mantible ha subsistido parcialmente, exigiendo cada vez más una reforma que salve a este huérfano monumento logroñés. Sin embargo, esta nunca llegó y el 25 de enero de 2021, el arco logroñés se vino abajo, dejando únicamente la pila y el estribo. Tristemente, en ese momento  fue cuando se activó el protocolo de restauración por parte del Ayuntamiento, que plantea una reconstrucción que no suplirá la pérdida del original, pues únicamente será una copia.

Arco logroñés del Puente Mantible en la década de los 70 (Foto Petra Alcalde Morales)

Vista general del puente en los 80 (Foto Petra Alcalde Morales)

El arco logroñés en los años 80. (Foto Petra Alcalde Morales)

El arco logroñés en 1910, con su forma original
Arco logroñés derrumbado (BCE)

Vista de la pila del Puente Mantible (BCE)

Las piedras es cuanto ha quedado del arco logroñés (BCE)




jueves, 24 de noviembre de 2022

Finca de La Fombera, una historia olvidada de Logroño

Ubicada en la confluencia entre los ríos Ebro e Iregua, La finca de La Fombera fue una de las propiedades más notorias del Logroño decimonónico, siendo sus propietarios, Joaquín Baldomero Espartero y Doña Jacinta Martínez de Sicilia. En la actualidad, apenas quedan restos de este lugar de referencia para la Historia de España.

La finca de La Fombera, era uno de los pulmones de la ciudad. Contaba con ocho hectáreas de terreno, siendo la más grande de todo el patrimonio de esta destacada pareja, y que, Don Baldomero la usaba para su recreo. Contaba con un chalet, con cuatro pisos de altura, rodeado por diferentes especies de árboles, manantiales y ríos. Los más destacados eran dos imponentes sequoias, que aún persisten hasta la actualidad. Una de ellas fue traída por el propio Espartero desde Perú. El acceso principal se encontraba en la actual carretera de Zaragoza, cruzando una destacable puerta de forja. Por esta finca pasaron durante el siglo XIX, ilustres personajes como el General Prim, en su visita a Logroño para ofrecerle a Espartero la corona de España, hecho que Espartero rechazó, invitando esa tarde a Prim a conocer la finca. El lugar también fue visitado por Benito Pérez Galdós, que acudió a nuestra capital para documentarse para la escritura de un libro, que quedó inédito, dedicado a Sagasta. Además La Fombera es el único espacio que este autor menciona en sus Episodios Nacionales, además aparece referenciada en los artículos que Karl Marx estaba escribiendo en la época.

La Fombera también fue pionera en las comunicaciones ya que contó con la primera (o segunda, dependiendo de autores), línea telefónica en Logroño, usada por el propio Espartero.

Sin embargo, parece que los primeros habitantes de este lugar fueron los Romanos, pues se tiene constancia de que Espartero y su esposa encontraron en estas tierras restos de calles, casas o incluso huesos, que parecen pertenecer a alguna villa romana rural. Precisamente de estos restos, la noble pareja hacía alarde ante sus visitas. Según el documento escrito por Cea Bermudez, citado por Blas de Taracena cita que el puerto comercial de Varea estaría en la finca de La Fombera (Fontvera), en el cual había restos de postes de amarre de los barcos y pueden hallarse restos monumentales.

En la documentación, sabemos que, antes de ser propiedad de Espartero, la propiedad estaba dentro del Mayorazgo de Pedro Eloy de la Porta, que por entonces ya mencionaba el término La Fombera.

Pedro Eloy de la Porta es ancestro directo de Ezequiel Martínez, padre de Doña Jacinta Martínez de Sicilia. Ostentó gobernador perpetuo de la ciudad de Logroño. Por parte de su padre, Doña Jacinta heredará la propiedad. Vino salido de esta finca estuvo presente en las primeras botellas de vino que cruzaron el Atlántico sin corromperse.

Tras la destacable vida en la Fombera, Espartero falleció el día 8 de enero de 1879, legando su finca preferida a la ciudad de Logroño para el disfrute de la misma. En propiedad municipal debió permanecer hasta el día 11 de marzo de 1890, cuando La Fombera pasa a ser propiedad de la Administración Pública de La Rioja. La prensa del momento nos informa de que la finca es en ese momento, el semillero municipal y el depósito de la Zona Norte, pues desde aquí se abastecía a pueblos y ciudades cercanas. Además, La Fombera se encontraba dentro del Vivero Central, término que llegaba desde el Iregua hasta el actual barrio de San José. Precisamente, en los planos de este barrio, trazados por el arquitecto José María Carreras, especifica que se pensaba construir unas escuelas y una capilla para el Vivero Central.

En 1908, existen unos planos referidos al proyecto de Construcción del Vivero Central. En él se refleja de forma muy detallada la casa, con dos niveles de altura y un patio interior. Este plano se encuentra depositado en el Archivo Histórico Provincial de La Rioja.

En 1925, vuelven a aparecer planos, depositados en el Archivo Histórico Provincial, que representan la casa y la finca, que será en un futuro el Vivero. La forma de la casa, en este caso varía, dejando únicamente un cuadrado. ¿Ha habido alguna reforma?, habrá que buscar expedientes.

Volvemos a saber sobre la Finca de La Fombera en el año 1945, cuando la finca es usada también como piscifactoría, siendo una de las más destacadas de las cercanías. Sin embargo, no cuenta con una gran extensión de terreno. Esta piscifactoría cuenta con varios estanques y en ella se crían truchas. En ese año, la revista La Rioja Industrial documenta las instalaciones, conservándose aún la puerta de entrada metálica, de los tiempos de Espartero, la casa y varios de los árboles. La piscifactoría se coloca en torno a un edificio construido posteriormente, para este nuevo uso.

La casa principal es usada como vivienda de los guardas forestales, aunque pronto quedará sin uso y con el tiempo se declarará en ruina. Pese a su relevancia, no conservamos ninguna imagen o descripción de ella. Sin embargo, sabemos, por el artículo de la profesora Mª Pilar Andueza Unanua, Amueblamiento y ornato del Espacio doméstico decimonónico: El Palacio logroñés del General Espartero, que existieron. En el Inventario de Bienes realizado a la muerte de Doña Jacinta, se menciona que en la sala de billar de su palacio de Logroño, la pareja tenía dos vistas fotográficas de la Finca de La Fombera. Las descripciones tampoco son abundantes. Sabemos que se trataba de una destacada edificación, con varios “locales”, adosados a la construcción, que eran utilizados como cuadras, pajares…

Si que parece verse la casa en el fondo de dos imágenes. Una tomada por el Fotógrafo Jorge Palomo Duran durante unas supuestas maniobras militares en La Fombera en el año 1936. Si miramos con detalle esta imagen, vemos los tejados de las edificaciones. (Habría que cerciorarse de que el paisaje que hay detrás coincida). También parece haber sido fotografiada en una imagen que hay en el Archivo Municipal de Logroño, aunque también estamos a falta de confirmarlo.

La testamentaría nos describe que la casa tenía un cobertizo en la fachada principal, por el que se accedía a un patio, dónde se encontraba el acceso principal a la vivienda. En el primer nivel se encontraba la cocina. En el segundo, estaban los dormitorios y el cuarto de Espartero y en el último había dos salas, una usada como comedor y otra como gabinete. Las fuentes hablan de que era una casa bastante austera, en la que apenas había sitio para la decoración. Conocemos esta disposición interior de la casa siguiendo lo publicado en el Libro Espartero, Hacendado Riojano, de Francisco Bermejo.

Las medidas que nos ofrecen las fuentes, coinciden con la edificación visible en el Catastro de 1937 (El primero que contiene planos en La Rioja) y varias fotografías de varios vuelos.

Con el paso del tiempo, el uso de La Fombera fue cambiando, y con ella, su estructura. En 1986, la casa principal, residencia de Espartero, es demolida y ampliados varios de los edificios que la circunvalaban.

El edificio tenía cuatro plantas. La primera de ellas acogía el portal, una despensa y la cocina, además de las escaleras que subían hacia la segunda planta, donde Espartero tenía su despacho y dos dormitorios. En la planta superior estaba el salón comedor y el Gabinete.

Antes del derribo, se evacuó toda la documentación que subsistía en la parte superior de la casa. Más de 3000 documentos, entre los que había Boletines de la Provincia, Documentación del Distrito Forestal e ICONA, entre otras, fue trasladados al Archivo Histórico Provincial.

La puerta de acceso a la finca fue desmontada y su destino estaba en la chatarra, pero, por suerte, su destino cambió para situarse en una finca propiedad del Gobierno de La Rioja en el término de San Andrés de Cameros, adaptándose a su nueva ubicación. Es en este lugar donde se conserva en la actualidad, achacada por el paso del tiempo y sus inclemencias, que han dañado irreversiblemente partes originales, pero que con una restauración, podría volver a lucir su esplendor perdido.

Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de Enrique Cabezón, que junto a la Asociación de Vecinos de Los Lirios sigue luchando contra el olvido patrimonial. En la actualidad, está dando los retoques a su último libro: Historia Universal de ninguna parte.

Posible vista de la Casa de La Fombera (Archivo Municipal de Logroño)

Fotografía de Espartero

Catastro de 1937 (Archivo Histórico Provincial de La Rioja)

Vista de la Finca de La Fombera. Sombra de la casa principal (La Rioja Industrial)

Boceto de la casa ante el derribo de 1986 (Archivo Municipal de Logroño)

Casa del Guarda y piscifactoría de La Fombera (La Rioja Industrial)

Puertas de La Fombera (La Rioja Industrial)

Jacinta Martínez de Sicilia

Maniobras militares en ¿La Fombera? (Jorge Palomo Durán, 1936)

Puertas de La Fombera en su ubicación actual
Plano de la Fombera sin datar (Archivo Histórico Provincial de La Rioja Sig. DF1079/12)

Plano de 1908 (Archivo Histórico Provincial de La Rioja Sig: DF 1079/18)

Detalle de la casa en el plano (Archivo Histórico Provincial de La Rioja Sig: DF 1079/18)

Plano de 1925 (Archivo Histórico Provincial de La Rioja Sig: DF 0677/06)




martes, 22 de noviembre de 2022

Silencio en el Monte Laturce (II)

 El conflicto termina con una restructuración de las fronteras de los reinos. También, la abadía de Santa María de Rute. Pierde importancia en favor de San Prudencio del Monte Laturce, que resurge como potencia eclesiástica en la zona, que además, reorganiza el poder del área. El 20 de agosto del año 1181, Diego Jiménez y su mujer doña Guiomar, llevan la congregación de Santa María de Rute a San Prudencio del Monte Laturce, que desde esta fecha queda bajo la orden del cister. Aunque el Monasterio de San Prudencio se dona a Santa María de Rute. Se documenta que hay traslado de enterramientos, reliquias, que vuelven a su ubicación original. Años más tarde, el monasterio va haciéndose con propiedades en el Valle de Ocón, Logroño, Villamediana, etc., mientras Alfonso VIII, librera a los monjes de los impuestos por los pastos. Los Señores de Cameros, poco a poco, van consolidando su poder, que queda reflejado en su panteón, ubicado en San Prudencio, mientras que el Obispo no puede intervenir en el nombramiento de abades.

La historia inmediatamente posterior a este siglo XII-XIII nos es bastante desconocida. Apenas conocemos referencias históricas a este lugar. No será hasta el siglo XIV cuando el Monasterio vuelva a aparecer en la Historia. En el año 1461,el Monasterio pasa a depender del Papa directa-mente. En 1520, Adriano VI, donará reliquias a cambio de dos costillas de San Prudencio. En el año 1594 se construye un nuevo coro alto, lo que indica que el Monasterio sigue creciendo en importancia, que quedará consolidado en el siglo siguiente cuando se amplíe el Refectorio en 1616 y un año después se construya el nuevo retablo, de la mano de Pedro Jiménez . La obra maestra será el órgano, que llegará en 1620, de la mano de Gaudioso de Lupe. También desde el siglo XVI se amplían las romerías y actos sanatorios por parte de este santo. En 1640 se descubrieron los restos de la primitiva iglesia de San Vicente al construir unos lagares. Además, se dice que San Prudencio intervino en favor de los Logroñeses durante el sitio de 1521.

El siglo XVII es un siglo de decadencia en la Historia de España. Esta decadencia también quedó plasmada en este monasterio. Hay fuertes choques con La Redonda y parroquias aledañas, llegando a amenazas de excomunión.

En 1810, el Monasterio se desamortizó por primera vez. Durante los años de abandono, se empezó a expoliar sus bienes. Con estos actos, empezó la decadencia de San Prudencio del Monte Laturce. La Redonda se hizo con los bienes más importantes, mientras que el retablo se trasladó a Barriobusto. Se subastaron muchas de las pertenencias de los clérigos. Aún así, los monjes volvieron a San Prudencio años más tarde. Encontraron el edificio en mal estado, a excepción de la cripta y procedieron a restaurarlo.

El 12 de febrero de 1835, la vida en San Prudencio se detuvo de forma definitiva con la orden de Exclaustración, en el contexto de la Desamortización de Mendizábal. Los bienes de San Prudencio se subastaron en Lagunilla del Jubera y el edificio se cerró, quedando a merced del paso del tiempo. Lo único que no se tocaron fueron los restos del Santo, temiendo su venganza. En 1847, una familia de Ribafrecha se hace con los restos del Monasterio. Un año más tarde, hay una subasta de los edificios, que nadie compra. El monasterio poco a poco se va degradando, siendo ocupado de nuevo por habitantes, esta vez, bandidos como El Caldereta. Estos nuevos inquilinos excavaron el monasterio, llegando a la primitiva iglesia, donde encontraron algunos elementos de valor que luego vendieron. Además, causaban problemas a los vecinos de las localidades cercanas. En 1903 aún había algún clérigo en el monasterio.

La primera Iglesia, dedicada a San Vicente se ubicó en el nivel inferior y sirvió hasta el siglo X.

Los restos más antiguos que hoy se conservan en este monasterio son los correspondientes a la Iglesia Baja, edificada tras la desaparición de la Iglesia de San Vicente. Estos restos son de estilo de transición entre el Románico y el Gótico. De esta construcción destaca la parte superior de la puerta de acceso, con arco apuntado y decoración geométrica, conservada en muy buen estado. Igualmente quedan unas ventanas en forma de arco de medio punto y con decoración floral. Además, también conserva una cripta con arcos y una bóveda del mismo periodo. Sobre el suelo hay un hueco, que pareció ser una tumba, ahora profanada.

Sobre esta Iglesia Baja, según algunas fuentes, hacia el año 1415-1430, comienza a construirse la Iglesia Alta, de la que apenas quedan restos en la actualidad. Se desconoce con precisión la forma de esta iglesia nueva de la que se conservan restos de la puerta, ménsulas y escasos muros.

Por lo demás, se conservan en muy buen estado los muros de un edificio en planta en forma de L, que al parecer acogió las viviendas de los monjes, la Hospedería y otros elementos como la Biblioteca, …

También sabemos que contó con Sala Capitular y claustros, de los que apenas se conservan restos. Igualmente, se conservan los muros de las torres.

En general, las construcciones son de sillarejo, reservando el sillar para fachadas, La iglesia baja es una excepción, pues sus muros y techos se realizan en piedra de sillería, que presenta un avanzado estado de deterioro por la erosión.

Vista general de las ruinas en la actualidad

Ruinas de la torre interior

Ventana románica

Ruinas de los claustros

Edificio en L

Ventanas de las habitaciones

Las dos iglesias

Portada gótica, de estilo laturcense

Antigua cripta

Muros de San Prudencio

Ruinas de San Prudencio hace 40 años (Foto Adoración Murga)
Sello del monasterio de San Prudencio (Datado del siglo XVII)