El conflicto termina con una restructuración de las fronteras de los reinos. También, la abadía de Santa María de Rute. Pierde importancia en favor de San Prudencio del Monte Laturce, que resurge como potencia eclesiástica en la zona, que además, reorganiza el poder del área. El 20 de agosto del año 1181, Diego Jiménez y su mujer doña Guiomar, llevan la congregación de Santa María de Rute a San Prudencio del Monte Laturce, que desde esta fecha queda bajo la orden del cister. Aunque el Monasterio de San Prudencio se dona a Santa María de Rute. Se documenta que hay traslado de enterramientos, reliquias, que vuelven a su ubicación original. Años más tarde, el monasterio va haciéndose con propiedades en el Valle de Ocón, Logroño, Villamediana, etc., mientras Alfonso VIII, librera a los monjes de los impuestos por los pastos. Los Señores de Cameros, poco a poco, van consolidando su poder, que queda reflejado en su panteón, ubicado en San Prudencio, mientras que el Obispo no puede intervenir en el nombramiento de abades.
La historia inmediatamente posterior a este siglo XII-XIII nos es bastante desconocida. Apenas conocemos referencias históricas a este lugar. No será hasta el siglo XIV cuando el Monasterio vuelva a aparecer en la Historia. En el año 1461,el Monasterio pasa a depender del Papa directa-mente. En 1520, Adriano VI, donará reliquias a cambio de dos costillas de San Prudencio. En el año 1594 se construye un nuevo coro alto, lo que indica que el Monasterio sigue creciendo en importancia, que quedará consolidado en el siglo siguiente cuando se amplíe el Refectorio en 1616 y un año después se construya el nuevo retablo, de la mano de Pedro Jiménez . La obra maestra será el órgano, que llegará en 1620, de la mano de Gaudioso de Lupe. También desde el siglo XVI se amplían las romerías y actos sanatorios por parte de este santo. En 1640 se descubrieron los restos de la primitiva iglesia de San Vicente al construir unos lagares. Además, se dice que San Prudencio intervino en favor de los Logroñeses durante el sitio de 1521.
El siglo XVII es un siglo de decadencia en la Historia de España. Esta decadencia también quedó plasmada en este monasterio. Hay fuertes choques con La Redonda y parroquias aledañas, llegando a amenazas de excomunión.
En 1810, el Monasterio se desamortizó por primera vez. Durante los años de abandono, se empezó a expoliar sus bienes. Con estos actos, empezó la decadencia de San Prudencio del Monte Laturce. La Redonda se hizo con los bienes más importantes, mientras que el retablo se trasladó a Barriobusto. Se subastaron muchas de las pertenencias de los clérigos. Aún así, los monjes volvieron a San Prudencio años más tarde. Encontraron el edificio en mal estado, a excepción de la cripta y procedieron a restaurarlo.
El 12 de febrero de 1835, la vida en San Prudencio se detuvo de forma definitiva con la orden de Exclaustración, en el contexto de la Desamortización de Mendizábal. Los bienes de San Prudencio se subastaron en Lagunilla del Jubera y el edificio se cerró, quedando a merced del paso del tiempo. Lo único que no se tocaron fueron los restos del Santo, temiendo su venganza. En 1847, una familia de Ribafrecha se hace con los restos del Monasterio. Un año más tarde, hay una subasta de los edificios, que nadie compra. El monasterio poco a poco se va degradando, siendo ocupado de nuevo por habitantes, esta vez, bandidos como El Caldereta. Estos nuevos inquilinos excavaron el monasterio, llegando a la primitiva iglesia, donde encontraron algunos elementos de valor que luego vendieron. Además, causaban problemas a los vecinos de las localidades cercanas. En 1903 aún había algún clérigo en el monasterio.
La primera Iglesia, dedicada a San Vicente se ubicó en el nivel inferior y sirvió hasta el siglo X.
Los restos más antiguos que hoy se conservan en este monasterio son los correspondientes a la Iglesia Baja, edificada tras la desaparición de la Iglesia de San Vicente. Estos restos son de estilo de transición entre el Románico y el Gótico. De esta construcción destaca la parte superior de la puerta de acceso, con arco apuntado y decoración geométrica, conservada en muy buen estado. Igualmente quedan unas ventanas en forma de arco de medio punto y con decoración floral. Además, también conserva una cripta con arcos y una bóveda del mismo periodo. Sobre el suelo hay un hueco, que pareció ser una tumba, ahora profanada.
Sobre esta Iglesia Baja, según algunas fuentes, hacia el año 1415-1430, comienza a construirse la Iglesia Alta, de la que apenas quedan restos en la actualidad. Se desconoce con precisión la forma de esta iglesia nueva de la que se conservan restos de la puerta, ménsulas y escasos muros.
Por lo demás, se conservan en muy buen estado los muros de un edificio en planta en forma de L, que al parecer acogió las viviendas de los monjes, la Hospedería y otros elementos como la Biblioteca, …
También sabemos que contó con Sala Capitular y claustros, de los que apenas se conservan restos. Igualmente, se conservan los muros de las torres.
En general, las construcciones son de sillarejo, reservando el sillar para fachadas, La iglesia baja es una excepción, pues sus muros y techos se realizan en piedra de sillería, que presenta un avanzado estado de deterioro por la erosión.
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