miércoles, 16 de noviembre de 2022

Silencio en el Monte Laturce (I)

Ubicado en un entorno un tanto apartado de nuestras miradas, el Monasterio de San Prudencio del Monte Laturce es uno de los monumentos más importantes y antiguos de La Rioja, que hoy en día se encuentra en riesgo de desaparecer, da-do que desde su desamortización en 1835, el Monasterio ha sufrido los avatares del paso del tiempo, que han convertido lo que un día fueron nobles salas en montones de escombro. En este artículo nos acercaremos un poco más a este singular edificio, que custodia entre sus piedras parte de la Historia de La Rioja.
Sus orígenes se remontan al siglo X, en concreto al año 925, cuando la congregación dependía del Monasterio de San Martín de Albelda, fundado por Sancho Garcés y Ordeño II. En estos momentos está teniendo lugar la reconquista y reparto de los territorios entre los diferentes reinos peninsulares, dejando atrás el dominio Banu Qasi musulmán. Se ha planteado un origen eremita, práctica característica en estos momentos. La advocación del Monasterio hace referencia a San Prudencio de Armentia, un obispo de Tarazona que vivió hacia el siglo VI y predicó en nuestras tierras contra la idolatría. A su muerte, en el Burgo de Osma, se cargó en un carro su cuerpo y se dejó a un caballo que llevase al santo a su última mora-da. El animal, según este relato se detuvo en el lugar que hoy ocupa el monasterio. Histórica-mente, sabemos que el las primeras noticias in-forman que se construyó una iglesia dedicada a San Vicente. El clima del siglo X es de inseguridad, por ello, el lugar ejerce una importante posición defensiva por su difícil acceso. También, esto hizo más difícil vivir en él y en el año 950, la congregación se traslada a San Martín de Albelda hasta el año 1058, aunque San Prudencio no queda abandonado. La vida vuelve a San Prudencio con la consolidación del Cristianismo en esta área. En el siglo XI, en concreto en el año 1181, San Prudencio se independiza de San Martín de Albelda. Desconocemos a que orden pertenecía este monasterio en este momento. Con el paso de los años, el clima se tranquiliza y aparecen nuevos señores, que buscan hacerse con el control del lugar. Serán los Señores de Cameros, en concreto Fortún Ocho y su esposa, Mencia, hija del Rey de Nájera, los que se hagan con el monasterio en el 19 de marzo de 1058 transformándolo en su panteón familiar, mientras el monasterio va recibiendo donaciones en diferentes partes de la provincia. En este momento, el monasterio es un importante lugar en el valle del Leza, Jubera y Cidacos, donde consolida su gran poder. El asesinato de Sancho Garcés IV en Peñalén, supone el fin de un periodo de auge para el monasterio. Además, los diferentes choques de los reyes por el territorio, supone un freno al poder de San Prudencio, que sigue rigiendo parroquias y congregaciones menores. En el 1112, la muerte del rey Alfonso VI, hace a Íñigo Jiménez decantarse por la monarquía aragonesa frente al poder de Castilla. La llegada de Alfonso VII su-pone la consolidación de la presencia castellana en la región, ampliando aún más los dominios de San Prudencio. En el año 1181, miembros de la familia del señor de Cameros reconstruyen el monasterio visigodo de Santa María de Rute, cuyos restos se ubican actualmente en el término municipal de Lagunilla del Jubera, que hace sombra al poder de San Prudencio, del que desconocemos documentación de años posteriores. Pronto, las relaciones de los monarcas navarros, aragoneses y castellanos quedan degradadas, lo que supone de nuevo intervenciones bélicas en el área de La Rioja, conquistando nuevos lugares como Herce por parte del rey de Castilla Alfonso VIII. Este rey llegará también a Pamplona en el año 1175. 
Iglesia baja hace unos años (Foto Jesús López)

Torre de la Iglesia (Foto Jesús López)

(Puerta de la iglesia nueva (Foto Jesús López)

Restos de la Iglesia de Ruté

Excavaciones en la ermita de Rute (Foto Luis Santolaya)

Tumba encontrada en el lugar (Foto Luis Santolaya)

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