Su nombre aún sigue evocando misterio, una historia que se interrumpió en 1941 y que a día de hoy sigue en ese estado. Recientemente se han encontrado los restos de un naufragio frente a las costas de Noruega que llevaba en su interior unas cajas cuyo contenido podrían ser lo que queda de este legendario tesoro cuyos orígenes se remontan a la Rusia Zarista. El día 6 de septiembre de 2021 comenzaron las labores de recuperación de las citadas cajas. Sin embargo, las esperanzas de que el valioso tesoro estuviese allí se evaporaron unos días después. En la actualidad, su paradero vuelve a ser un misterio.
Pese a que esta famosa habitación haya quedado ligada a Rusia, su primera ubicación fue el Palacio de Berlín del rey Federico I. Su autor fue Andreas Schlüter, un escultor barroco que trabajó en la corte de este rey. Las placas de ámbar fue-ron realizadas en Danzig por maestros artesanos en 1701, que le dieron su forma característica. Sus obras duraron más de diez años y se concluyó en 1716.
Pese a que se instaló en Berlín, su destino debía haber sido el palacio de Charlottenburg, propiedad también de Federico I de Prusia. Aquí permaneció hasta que esta maravilla artística fuese contemplada por Pedro I El Grande, quien la recibirá como obsequio del hijo de Federico I en 1755, en un símbolo de alianza.
En Prusia, había una amplia tradición del trabajo del ámbar, procedente de los prehistóricos bosques de coníferas. En concreto hay referencias a trabajadores de esta resina desde el siglo XIII, pero su época de auge entre la aristocracia será el siglo XVI, alargándose hasta el XIX.
Una vez en Rusia, la cámara fue rediseñada por expertos maestros para adaptarla al palacio de Catalina la Grande. No será Pedro I, sino su hija Isabel quien colocase la Cámara de Ámbar en su ubicación final. Esta construcción estaba realiza-da con paneles de ámbar, mosaicos, espejos… colocados en un fondo realizado en pan de oro.
La Sala permaneció en esta ubicación, sin apenas cambios hasta la llegada de la II Guerra Mundial tras sobrevivir a la Revolución Rusa.
La llegada de los nazis a Rusia se realizó en el contexto de la Operación Barbarroja, el 22 de junio de 1941. Hitler quería invadir el país. Los soldados nazis llegaron a San Petersburgo (Por entonces ya Leningrado), lugar donde se encontraba la Cámara de Ámbar. Los rusos sabían del valor de la Cámara y del deseo de los alemanes por ella, así que decidieron empapelar la sala para protegerla, ante la imposibilidad de trasladarla por su débil estado de conservación. Hay que anotar que estaba prevista una restauración de esta sala para 1942.
Aun así, la sala fue descubierta por Alfred Rohde, uno de los mayores expertos sobre arte del Ejército Nazi. En menos de 36 horas la Sala estaba desmontada y preparada en 27 cajas que se enviaron a Königsberg, capital de Prusia para volver a ser montada en el castillo de esta ciudad. Casualmente, en la capilla de este castillo de origen teutón, fue coronado Federico I de Prusia en 1701. El 14 de octubre de 1941, la sala entró en Königsberg y el 13 de noviembre de ese mismo año se anuncia una exposición en el castillo, junto con otros objetos saqueados por los Nazis.
Allí permaneció hasta el verano del año 1944. La Guerra ha dado un giro de 180º, Los Aliados están ganando posiciones al Nazismo. Una de las más importantes plazas fue precisamente Königsberg. El 26 de agosto de 1944 cayeron las primeras bombas sobre la ciudad por parte de los Soviéticos y poco después intervino la RAF, que descargó un gran arsenal sobre la ciudad, dejan-do asolada casi toda la ciudad. Uno de los puntos más afectados fue el castillo que se incendió y quedó seriamente dañado, aunque sus fuertes muros le permitieron seguir en pie tras este suceso.
Tras el bombardeo, Königsberg fue escenario de una batalla por la liberación de la ciudad. Esta batalla se inició el 6 de abril de 1945, cercando la plaza, que se rindió el día 10 de abril, pese a que Hitler ordenase resistir hasta el final.
Aquí encontramos la última pista documentada sobre la Cámara de Ámbar. Al analizar los restos del castillo, no se encontraron restos de Ámbar fundido o quemado, por lo que pronto, empezaron a surgir rumores que aseguraban que la Cámara de Ámbar había sido puesta a salvo antes del bombardeo, aunque por desgracia, no hay nada que demuestre que el Salón de Ámbar se salvó o se destruyó en Königsberg, que tras el ataque se transformó en Kaliningrado, quedando en manos de la Unión Soviética.
Una de estas teorías hablan de que la habitación se ocultó en una habitación bajo el castillo, pero la que más auge ha tenido en los últimos tiempos es la que cuentan varios testigos. Según ellos, la Cámara de Ámbar fue desmontada y colocada de nuevo en cajas, que fueron cargadas en un barco para ser trasladas a otro lugar de Alemania, pero que dicho barco fue hundido en el Báltico por los rusos.
En 2020, unos submarinistas detectaron un pecio de un buque alemán, el Karlsruhe, que había sido el último navío en partir de Königsberg Entre sus restos se encontraron restos de cuadros y unas cajas cuyo contenido resultó ser herramienta. El buque fue hundido el día 13 de abril de 1945.
En el año 2003, una réplica de la Cámara de Ámbar fue inaugurada en San Petersburgo, siguiendo los escasos restos que han quedado de la original.
Otras teorías, dicen que la famosa estancia pudo arder en el incendio del castillo de Königsberg, o que pudo ocultarse en algún túnel secreto.
Corriese el destino que corriese, la Cámara de Ámbar ha inspirado y sigue haciéndolo la mente de muchas personas.
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