Ubicada en la confluencia entre los ríos Ebro e Iregua, La finca de La Fombera fue una de las propiedades más notorias del Logroño decimonónico, siendo sus propietarios, Joaquín Baldomero Espartero y Doña Jacinta Martínez de Sicilia. En la actualidad, apenas quedan restos de este lugar de referencia para la Historia de España.
La finca de La Fombera, era uno de los pulmones de la ciudad. Contaba con ocho hectáreas de terreno, siendo la más grande de todo el patrimonio de esta destacada pareja, y que, Don Baldomero la usaba para su recreo. Contaba con un chalet, con cuatro pisos de altura, rodeado por diferentes especies de árboles, manantiales y ríos. Los más destacados eran dos imponentes sequoias, que aún persisten hasta la actualidad. Una de ellas fue traída por el propio Espartero desde Perú. El acceso principal se encontraba en la actual carretera de Zaragoza, cruzando una destacable puerta de forja. Por esta finca pasaron durante el siglo XIX, ilustres personajes como el General Prim, en su visita a Logroño para ofrecerle a Espartero la corona de España, hecho que Espartero rechazó, invitando esa tarde a Prim a conocer la finca. El lugar también fue visitado por Benito Pérez Galdós, que acudió a nuestra capital para documentarse para la escritura de un libro, que quedó inédito, dedicado a Sagasta. Además La Fombera es el único espacio que este autor menciona en sus Episodios Nacionales, además aparece referenciada en los artículos que Karl Marx estaba escribiendo en la época.
La Fombera también fue pionera en las comunicaciones ya que contó con la primera (o segunda, dependiendo de autores), línea telefónica en Logroño, usada por el propio Espartero.
Sin embargo, parece que los primeros habitantes de este lugar fueron los Romanos, pues se tiene constancia de que Espartero y su esposa encontraron en estas tierras restos de calles, casas o incluso huesos, que parecen pertenecer a alguna villa romana rural. Precisamente de estos restos, la noble pareja hacía alarde ante sus visitas. Según el documento escrito por Cea Bermudez, citado por Blas de Taracena cita que el puerto comercial de Varea estaría en la finca de La Fombera (Fontvera), en el cual había restos de postes de amarre de los barcos y pueden hallarse restos monumentales.
En la documentación, sabemos que, antes de ser propiedad de Espartero, la propiedad estaba dentro del Mayorazgo de Pedro Eloy de la Porta, que por entonces ya mencionaba el término La Fombera.
Pedro Eloy de la Porta es ancestro directo de Ezequiel Martínez, padre de Doña Jacinta Martínez de Sicilia. Ostentó gobernador perpetuo de la ciudad de Logroño. Por parte de su padre, Doña Jacinta heredará la propiedad. Vino salido de esta finca estuvo presente en las primeras botellas de vino que cruzaron el Atlántico sin corromperse.
Tras la destacable vida en la Fombera, Espartero falleció el día 8 de enero de 1879, legando su finca preferida a la ciudad de Logroño para el disfrute de la misma. En propiedad municipal debió permanecer hasta el día 11 de marzo de 1890, cuando La Fombera pasa a ser propiedad de la Administración Pública de La Rioja. La prensa del momento nos informa de que la finca es en ese momento, el semillero municipal y el depósito de la Zona Norte, pues desde aquí se abastecía a pueblos y ciudades cercanas. Además, La Fombera se encontraba dentro del Vivero Central, término que llegaba desde el Iregua hasta el actual barrio de San José. Precisamente, en los planos de este barrio, trazados por el arquitecto José María Carreras, especifica que se pensaba construir unas escuelas y una capilla para el Vivero Central.
En 1908, existen unos planos referidos al proyecto de Construcción del Vivero Central. En él se refleja de forma muy detallada la casa, con dos niveles de altura y un patio interior. Este plano se encuentra depositado en el Archivo Histórico Provincial de La Rioja.
En 1925, vuelven a aparecer planos, depositados en el Archivo Histórico Provincial, que representan la casa y la finca, que será en un futuro el Vivero. La forma de la casa, en este caso varía, dejando únicamente un cuadrado. ¿Ha habido alguna reforma?, habrá que buscar expedientes.
Volvemos a saber sobre la Finca de La Fombera en el año 1945, cuando la finca es usada también como piscifactoría, siendo una de las más destacadas de las cercanías. Sin embargo, no cuenta con una gran extensión de terreno. Esta piscifactoría cuenta con varios estanques y en ella se crían truchas. En ese año, la revista La Rioja Industrial documenta las instalaciones, conservándose aún la puerta de entrada metálica, de los tiempos de Espartero, la casa y varios de los árboles. La piscifactoría se coloca en torno a un edificio construido posteriormente, para este nuevo uso.
La casa principal es usada como vivienda de los guardas forestales, aunque pronto quedará sin uso y con el tiempo se declarará en ruina. Pese a su relevancia, no conservamos ninguna imagen o descripción de ella. Sin embargo, sabemos, por el artículo de la profesora Mª Pilar Andueza Unanua, Amueblamiento y ornato del Espacio doméstico decimonónico: El Palacio logroñés del General Espartero, que existieron. En el Inventario de Bienes realizado a la muerte de Doña Jacinta, se menciona que en la sala de billar de su palacio de Logroño, la pareja tenía dos vistas fotográficas de la Finca de La Fombera. Las descripciones tampoco son abundantes. Sabemos que se trataba de una destacada edificación, con varios “locales”, adosados a la construcción, que eran utilizados como cuadras, pajares…
Si que parece verse la casa en el fondo de dos imágenes. Una tomada por el Fotógrafo Jorge Palomo Duran durante unas supuestas maniobras militares en La Fombera en el año 1936. Si miramos con detalle esta imagen, vemos los tejados de las edificaciones. (Habría que cerciorarse de que el paisaje que hay detrás coincida). También parece haber sido fotografiada en una imagen que hay en el Archivo Municipal de Logroño, aunque también estamos a falta de confirmarlo.
La testamentaría nos describe que la casa tenía un cobertizo en la fachada principal, por el que se accedía a un patio, dónde se encontraba el acceso principal a la vivienda. En el primer nivel se encontraba la cocina. En el segundo, estaban los dormitorios y el cuarto de Espartero y en el último había dos salas, una usada como comedor y otra como gabinete. Las fuentes hablan de que era una casa bastante austera, en la que apenas había sitio para la decoración. Conocemos esta disposición interior de la casa siguiendo lo publicado en el Libro Espartero, Hacendado Riojano, de Francisco Bermejo.
Las medidas que nos ofrecen las fuentes, coinciden con la edificación visible en el Catastro de 1937 (El primero que contiene planos en La Rioja) y varias fotografías de varios vuelos.
Con el paso del tiempo, el uso de La Fombera fue cambiando, y con ella, su estructura. En 1986, la casa principal, residencia de Espartero, es demolida y ampliados varios de los edificios que la circunvalaban.
El edificio tenía cuatro plantas. La primera de ellas acogía el portal, una despensa y la cocina, además de las escaleras que subían hacia la segunda planta, donde Espartero tenía su despacho y dos dormitorios. En la planta superior estaba el salón comedor y el Gabinete.
Antes del derribo, se evacuó toda la documentación que subsistía en la parte superior de la casa. Más de 3000 documentos, entre los que había Boletines de la Provincia, Documentación del Distrito Forestal e ICONA, entre otras, fue trasladados al Archivo Histórico Provincial.
La puerta de acceso a la finca fue desmontada y su destino estaba en la chatarra, pero, por suerte, su destino cambió para situarse en una finca propiedad del Gobierno de La Rioja en el término de San Andrés de Cameros, adaptándose a su nueva ubicación. Es en este lugar donde se conserva en la actualidad, achacada por el paso del tiempo y sus inclemencias, que han dañado irreversiblemente partes originales, pero que con una restauración, podría volver a lucir su esplendor perdido.
Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de Enrique Cabezón, que junto a la Asociación de Vecinos de Los Lirios sigue luchando contra el olvido patrimonial. En la actualidad, está dando los retoques a su último libro: Historia Universal de ninguna parte.
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