viernes, 8 de noviembre de 2024

El Guardián del Ebro

 Ubicado en la entrada norte de la ciudad, junto al Puente de Piedra se alzó hasta hace unos siglos el castillo de Logroño. Las imágenes que conservamos de él son escasas, al igual que las descripciones, sin embargo, sabemos que fue un importante punto para la ciudad.

Como ocurre con muchas fortalezas medievales, sus orígenes nos son desconocidos, en gran parte, por la escasez de fuentes. Las primeras referencias documentales que se conservan, datan del siglo XII, aunque muy posiblemente existiese ya en el XI. Bajo el reinado de Alfonso el Batallador conocemos la presencia de al menos cuatro tenentes navarros. Durante los siglos posteriores hemos de suponer que el edifico estuvo cumpliendo con su función. En 1527 conocemos una remodelación, propuesta por Álvaro de Luna. Volvemos a conocer documentación, esta vez más detallada en el año 1549, Juan González del Campo toma posesión de la fortaleza. Nada más llegar, ordena hacer un inventario de los objetos que hay allí. En el citado inventario se menciona la existencia de una Torre Vieja, ubicada en el interior de la ciudad y una Torre del Homenaje, la más destacada del edificio. En 1572, el edificio es reformado de nuevo. El 20 de noviembre de 1573, el Concejo de Logroño declara el edificio en ruina y ordena su derribo. Además, menciona que no hay alcaide hace unos años, aunque parece que finalmente no llegó a ejecutarse tal derribo. En 1592 es el rey quien se interesa por el estado de la fortaleza. De nuevo se hace una descripción, añadiendo que la torre que se erige junto al Convento de San Francisco está vacía y la otra se encontraba en muy mal estado. Esta torre estaba unida a la primera del puente y junto a ella estaba la vivienda del alcaide. Señala también que las dos torres se unen por muros y que en el medio hay un patio. La respuesta real pasa por que los alcaides vuelvan a habitar la fortaleza. Las continuas avenidas del Ebro y la proximidad de la orilla, dañaron en varias ocasiones las murallas y pusieron en peligro a la fortaleza durante el siglo XVI. Pese a este arreglo, el castillo se va degradando en los siguientes siglos. Su uso se retomó a principios del siglo XIX, cuando es habitado de nuevo. Esta vez como cárcel provisional en la llamada Torre de la Cigüeña. Para entonces, el edifico está ya en muy malas condiciones, pero aún conserva las dos torres y parte de las murallas. En 1824 es usado como almacén de pólvora y en 1839, el Ejército dibuja unos planos y aún incluye las edificaciones de la vieja fortaleza de la ciudad. En 1870 ya no queda ningún resto de la fortaleza.

El paso del siglo XIX y el crecimiento urbano hicieron desaparecer los últimos restos de la fortaleza de Logroño. Sin embargo, en los primeros años del siglo XXI, una intervención urbanística en la zona sacó a la luz los restos de una importante torre y varias murallas, unidas a los arranques del puente medieval. Sin embargo, estos restos fueron desmontados y hoy en día se encuentran en el Parque de Servicios del Ayuntamiento, a la espera de ser repuestos algún día para el disfrute de la ciudad.

Las representaciones gráficas que conservamos del Castillo de Logroño son muy escasas. Quizás, las más antiguas hemos de buscarlas en los sellos del Concejo, datados del siglo XIV, en los que se reproduce el puente con las tres torres de una forma muy genérica. En el siglo XIX, se empiezan a realizar grabados. Los que recogen el castillo datan del año 1846. En la actualidad no conocemos ninguna fotografía de esta fortaleza.

Descubrimiento de los restos del Castillo (Taquio Uzqueda)

Grabado decimonónico con la torre del Castillo (Navarra, Castillos que defendieron un reino)


No hay comentarios:

Publicar un comentario