Desconocemos los orígenes de este santo obispo. Sus orígenes se sitúan en Aragón, Navarra, Francia o incluso en el Corcueto de San Pedro, en Navarrete. Sus contemporáneos lo conocían como Sancho de Aragón o de los Aragoneses. Siguiendo la escasa documentación que conservamos sobre su vida, se puede pensar que estudió en el monasterio de San Aurencio de Aux, en Francia. Previamente, había sido el primer abad del monasterio de Santa María la Real de Nájera. En 1116, murió el obispo de Calahorra, Sancho de Grañón. Tras esto, se nombra a Sancho de Funes como sucesor. La situación de la Reconquista en estos momentos es bastante compleja. Ante la muerte de su antecesor, el clero y el pueblo calagurritano elige a Sancho de Funes para desempeñar el cargo. La ciudad de Taragona fue el lugar donde tuvo lugar su nombramiento, que fue llevado a cabo por el Arzobispo de Auch. Sancho de Funes aparece en la primera mención escrita como obispo en el año 1118. Precisamente en ese año tendrá lugar la reconquista de Zaragoza y un año después, la de Tudela, momentos en los que Sancho estuvo presente y figura como obispo. En la primera, recibirá una bula papal concediendo indulgencias para reconstruir la ciudad. Tras estos acontecimientos, Sancho de Funes emprendió la labor de crear un taller de elaboración de códices y libros, para ello llegó a contar con once clérigos. La primera de estas obras data de entre los años 1121-1125, siendo un libro de coro. En la obra se recogen los nombres de los monjes y se incluye el de Sancho de Funes. Además, en estos años, Sancho de Funes se involucró en la reconstrucción de Calahorra, además de la catedral en 1129. Igualmente, este obispo colaboró en la reconstrucción de las casas circundantes al núcleo urbano. En 1122, se documenta la presencia de Sancho de Funes en un pleito en San Millán. La documentación también recoge informes en los que Sancho de Funes, dio aceite de la iglesia para la celebración de banquetes y fiestas, además de carne de los rebaños. Igualmente, ordenó inscribir los nombres de los clérigos en un libro para poder dar vigilias y misas por los difuntos. Unos años después, Alfonso I, autorizó la construcción de la iglesia, tras la reconquista del Valle del Alhama. En 1123, Sancho establece un priorato, filial a la catedral de Calahorra. Además, el Obispado contó con cinco arcedianos. En 1126, el obispado adquiere una casa en la localidad de Tudela. Igualmente, en la localidad de San Zolio (Sansol), en ese año aparece Sancho en la adquisición de una huerta. Igualmente, en esa misma fecha, Dominga, hija de Sancho de Baró se autodona al obispado, consagrando el obispo una iglesia dedicada a San Miguel en Ausejo. Durante su mandato, Sancho de Funes creó un sello con las figuras de san Emeterio y San Celedonio para el convento, que posteriormente será usado por el cabildo. En la década de los años 20 de ese siglo, las propiedades van in creciendo para el convento. Llegan a tener huertas en lugares tan lejanos como Rípodas en Navarra. Además, el obispado recibirá la iglesia de Pradejón. En 1129, Sancho y sus Arcedianos confirman la donación a Urraca de la iglesia de San Vicente de la Peña, documento en el que se recoge la firma manuscrita del obispo. Ese mismo año, el río arrasa Calahorra, obligando a los clérigos a trasladarse a otros templos más pequeños que la catedral. Tras esto, se planteó llevar la catedral a otro sitio, impidiendo la construcción de viviendas en el entorno del río. Sancho, devoto de los mártires, se opone a ello. Para conocer las siguientes noticias sobre Sancho de Funes hay que avanzar hasta el año 1132, cuando aparecen noticias de nuevas donaciones. En ese año, se trasladaron los cuerpos de los santos a un altar nuevo, construido por Sancho de Funes. Al acto acudieron el obispo de Auch y el de Osma siendo una jornada festiva en la ciudad de Calahorra. Con este solemne acto, la devoción a los santos calagurritanos creció, al mismo tiempo que las donaciones. Además, en ese mismo año, Sancho de Funes pudo haberse reunido con el rey en el cerro de Cantabria y estar presente ne la toma de Fraga. En 1134 aparece la primera mención al palacio obispal, señalando que el obispo estaba separado de los clérigos. En ese año murió el rey Alfonso I. Un año después, Sancho de Funes figura como obispo de Nájera. En 1137, el obispo de Burgos demandó al de Calahorra por la potestad de Pino de Abajo. El Rey dejó a los habitantes que eligiesen a quien pertenecían, que se decantaron por el calagurritano. El 1 de agosto de ese año, consagró la ermita de Santa María de la Piscina. Hacia 1044, tiene lugar una importante plaga de langostas. Para combatirla, se envió desde Roma a otro obispo, San Gregorio, que murió en Sorlada en 1044. Sin embargo, hay noticias de una plaga de esta especie en 1137 en Calahorra. En 1138, se hace una donación a Armentia. Un año después, el rey de Castilla confirma una donación al monasterio de San Millán hecha por un rey de Navarra. Sancho de Funes estará presente en este acto. En 1140, el obispo tendrá que acudir a Santo Domingo para defender la posesión de este lugar en su obispado. Además, en ese año, Alfonso I y García el Restaurador estuvieron a punto de batallear por el control del territorio. Sancho de Funes medió entre ambos, reuniéndolos, quizás en Yerga para acercar posturas y hacer una promesa de casamiento entre los infantes. Un año después consagrará el monasterio de Niencebas, en la zona entre Grávalos, Alfaro y Fitero, actualmente desaparecido. En 1144, Sancho de Funes emprende un viaje hacia Roma, buscando la protección del papa. Antes de partir, dispuso sus propiedades. Una donación en el año 1145 es la última noticia que tenemos sobre la vida de Sancho de Funes. Se sabe también que este obispo estuvo presente en la donación de Lagunilla al Monasterio de San Prudencio en este mismo año, que el rey hizo en un viaje a Toledo, al que le acompañaría Sancho de Funes.
Cuenta la leyenda que la muerte de Sancho de Funes, llamado
de Aragón tuvo lugar según las fuentes el 10 de noviembre de 1146, en el
entorno del puente de Partelahidiez, en Ribafrecha, asaltado por sus clérigos
mientras hacía una visita pastoral. Se dice que detrás de este asesinato estaba
su lucha contra la simonía en la diócesis. Pero nada afirma ni desmiente esta
teoría. Sin embargo, el lugar donde fue enterrado puede servir como pista. La
historia cuenta que los restos mortales de Sancho de Funes fueron recogidos por
los monjes del monasterio de San Prudencio, colocándolos a la izquierda del
santo principal. Se puede anotar que las historias señalan que los huesos
siempre estaban frescos y aún estaban ensangrentados. Sobre el arca, había un
cuadro en el que se representaba el asesinato de Sancho de Funes. Tras la
desamortización, su busto relicario, en el que se custodia su cráneo y la
arqueta fueron trasladadas a La Redonda, lugar donde se custodian hasta la
actualidad.
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